martes, 18 de agosto de 2015
La Profesión del Abogado
Por una necesidad académica visité la semana anterior el predio de los Tribunales Nacionales de la República del Paraguay, localizado en Asunción, capital del Estado Paraguayo, centro de las actividades políticas, sociales, culturales, administrativas, centro del poder del Estado. El citado predio es un inmueble de grandes dimensiones, varios pisos hacen del mismo algo impresionante es un templo del Estado Laico, donde se dirimen los conflictos y todas clases de desavenencias, donde se entrega a una figura que el Estado designa para hacer justicia, el que resuelve las diferencias y pretende ser parte de la paz social en un Estado de Derecho.
Ingreso al interior y el trajín es intenso, el mosaico de personas , de las más diferentes clases y características, atuendos vistosos y los de pobres señales , sujetos de tupidas barbas y jóvenes que denotan ser universitarios, con sus peculiares estilos en cuanto indumentaria y presentación, todos tienen el marco común en cuanto a apariencia, muestran en la mayoría rostros de preocupación y miradas sin detenerse en un punto fijo, todos llevan un portafolio cargados de misterios, algunos ya desgastados y perdiendo el brillo original, el tiempo de uso lo delata.
Busco encontrar un conocido y nada , no conozco a nadie, en este mar de individuos preocupados que llevan su cruz a cuesta, algunos con porte digno otros cabizbajo y encorvados, es muy difícil determinar e identificar los causídicos y los encausados o convocados, las salas de audiencias con su propio ambiente de conversaciones en reservas, voces al oído y miradas de desconfianzas múltiples, en la mesa principal rostros severos y atentos a las intervenciones de los profesionales, con el rigor de estilo en sus posturas, algunos agitados y otros serenos, hasta parecen distraídos, algunos elegantes, impecables, otros en desaliño y corbatas sueltas, como quien quiere impresionar a sus pares, mueven los brazos señalando sus posiciones en inquietas tribulaciones, el derecho se manifiesta pleno, es encuentro de pasiones, voces histriónicas se suceden, posturas que pretenden persuadir y convencer, pasado el tiempo permitido dejan sus estrados en visible agotamiento, cabelleras en desaliño, las bocas secas y visible cansancio, con las posturas iníciales en franco declinio, acomodan con lentitud sus papeles, los expedientes ordenados y otros en singular descuido , en ritmo de ceremonia concluida guardan sus herramientas, sus alegatos se supone llegaron a los destinatarios donde cumplirán o no sus objetivos, dejaron en sus huellas de esperanzas y anhelos de justicia la marca del profesional, algunos con soberbia otros con modestia, salen de la sala erguidos y con la mirada que parecen indicar sus logros, otros decaídos, tristes, con estelas de poca ilusión secundado por sus representados en franca marca de la derrota anticipada.
Es la realidad de una profesión que labora con el alma humana con sus debilidades y fortalezas, habilidad y destreza, inteligencia e ingenio, pasiones controladas y emociones compartidas, es allí donde se siente la grandeza de una vocación, cuando el profesional es depositario de esperanza, de sueños, de confianza en la entrega de su honor,, libertad y patrimonio, representa al encausado con toda su ciencia y plena conciencia que sus derechos serán reconocidos , favorables o no.-
Desde Asunción – Paraguay, 18 de agosto de 2015.-
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