LA ETICA EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Oscar B. Llanes Torres
Diplomático y Profesor Universitario
Paraguayo
El origen común de la palabra ETICA, tanto en griego como en latín significa costumbre y es aquí donde, quien suscribe, analiza y observa el sentido , la extensión y la dimensión del vocablo que está en la esencia misma de las personas ,como sujeto de derecho privado y de derecho público.
El valor agregado de la ética en la conducta de los Estados, es hora de auscultar los comportamientos en las relaciones bi y multilaterales, existen reglas mínimas de buena convivencia, así como, se producen desavenencias ocasionales falsas y verdaderas, sin embargo, es hora que se tome conciencia de que las buenas costumbres son universales, que los buenos hábitos tienen origen y desarrollo , su finalidad es el crecimiento espiritual de las sociedades como conglomerados de personas e instituciones, existen experiencias que nos muestran que la desobediencia e irrespeto a los principios y valores como normas del “deber ser” generaron siempre atraso y estancamiento, tanto en los individuos como en los Estados, es solo observar las conductas de los Estados en situación tribal y los desarrollados en su grado de civilización, comparen.
La ausencia de la ética es principalmente una falta de educación social, cívica y de alguna manera religiosa, los pueblos con tradición de respeto a las buenas costumbres generalmente están enmarcadas en una profunda religiosidad que comienza en el seno de la familia y se extiende a todos los segmentos de la sociedad en una jurisdicción jurídica regularmente estable, permanente y visible, en el caso específico de Estados ausentes de criterios morales su población esta estigmatizada por la delincuencia, el desorden y la presencia ostensiva de elevado grado de corrupción y abandono, donde reina en la más absoluta impunidad el robo, la piratería, el daño al patrimonio privado y público, donde reluce con esplendor las miserias humanas.
Las relaciones internacionales en un marco de intereses comunes, específicos e individuales, tienen la rara peculiaridad de la escasez de valores en las conductas políticas de los involucrados, donde la simulación es el don más connotado y las dobleces en las posturas más simples, como que existiendo los valores para la esfera pública y la esfera privada, haciendo aparecer el cinismo como un atributo encomiable y la obtención de ventajas, merezcan méritos , reconocimiento y aplauso de la galería expectante y desorientada, sin saber realmente la ubicación exacta de los principios rectores de las relaciones entre los Estados y sus protagonistas.
Ante semejante escenario, cual la solución?, la única recomendación recae en la promoción de la educación cívica y moral desde la primera infancia, como un modelo de política de Estado, sin concesiones y con el registro de severidad y sanciones que permitan corregir el rumbo actual de nuestras conductas a concretarse de aquí a veinte años, quien sabe?.
San José, Costa Rica, 28 de abril de 2011
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Muy buen articulo realmente mientras no se tomen de base los principios morales, nuestra realidad social no cambiara.. necesitamos mas profesionales de nuevas generaciones comprometidos con el bien comun de la humanidad... que la educacion mroal sea esencial desde las familias hasta niveles superiores
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