martes, 5 de diciembre de 2017
Confianza
En el templo del consumismo es siempre el mejor escenario para observar, analizar, escuchar disimuladamente alguna confesión, distraídamente conectarse en la intimidad de algunas personas, sorbiendo un humeante café como compañía, siempre se ocupa espacio que permita mantener una discreta posición de disfrazado entrometido, las personas de mediana edad, 45 o 50 años, hombre o mujer, los jóvenes están otros menesteres.
Paralela a la mesa que ocupo un dúo de amigos, parecen colegas de la misma profesión, tienen aire de ingenieros civiles, llevan puestos ropas de obras, sin ningún cuidado, cabellos revueltos, parecen nerviosos, agitados, no paran de agitar los dedos, hablan como un rio revuelto, sin pausa, no existe el cuidado de permitir que el otro exponga sus ideas, uno tiene camisa a cuadros y el otro de un discreto color verde pálido, no son obesos los dos usan jeans y tenis marrón.
El tema abordado es un caso de “confianza”, cada quien expone sus puntos de vista, citan diversos nombres y funciones, parecen referirse a colegas, que dan a entender como sujetos hipócritas, mentirosos, domésticos con los superiores, cuentan sin disimulo que espera el momento oportuno para desenmascarar a estos sujetos que explotan y se sirven de la bondad de sus subordinados, mientras declaman vituperios de los nacionales que prestan sus servicios a la empresa, trato de agudizar mis sentidos de audición y no consigo, pues, el templo está lleno, muchas buenas ofertas para los fieles, el ruido sirve como barrera a la curiosidad, músicas, niños gritando, vendedores ofreciendo sus variados productos con magníficas ventajas, casi siempre falsas, aparecen exóticas figuras que nada tienen con el común folklore nacional, en ese ambiente de exaltación comercial, mis vecinos observados continúan sus pláticas sin pausas, la merienda plácidamente están a medios consumos, los agitados ademanes demuestran sus estados de ánimos nada confortables, este servidor acompaña cada instante, cada gesto, cada ademan de los señores señalan que aumenta se nota nítidamente sus incomodidades funcionales , manifiestan que la confianza no debe ser unilateral, que ella es suma de lealtad, buena fe, CONFIANZA afirma los diccionarios es la seguridad o esperanza firme, que alguien tiene de otro individuo o de algo. Es normal escuchar expresiones” traicionó mi confianza”, “tengo confianza en la derrota de este rival”, “este hombre inspira confianza”.
Existen acepciones que normalmente utilizamos como el “abuso de confianza” crédito personal otorgado y mal utilizado, asimismo, “voto de confianza” es cuando alguien autoriza otra persona que lleve a cabo una acción determinada, es muy utilizado en el ámbito político, como otra “cuestión de confianza” . En psicología social y la sociología es cuando se refiere a la conducta futura de alguien, que será capaz de actuar así y no de otra manera “le tengo confianza” , y en el caso de mis esporádicos vecinos se sienten lastimados por la violada supuesta confianza. Existen principios axiológicos que nos enseñan que las relaciones sociales se simplifican en el marco de la confianza.
Etimológicamente, es fe o esperanza que una persona otorga a favor de algo o alguien para la resolución pertinente, en sentido religioso “tengo confianza que Dios me ayudara”. En el sentido familiar o laboral, el tener confianza, significa que una persona no defraudará al otro ni revelará aquello que se le confía.
El origen de su formación es el latín “confidentia”, que significa “consenso” y “fe”, o también “con absoluta convicción”.
En este momento dispongo la retirada, pues, mis vecinos no están dispuestos a interrumpir la plática que se nota más exaltada, más nerviosa, menos tolerantes y el café seguramnte se ha vuelto frio y de pésimo gusto, este servidor interrumpe su curiosidad y rumiando el tema del título de esta materia, se aleja disimulando observar una vidriera.
Desde LAMBARE – PARAGUAY, 28 de noviembre de 2017
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