EL MUNDO POLÍTICO, ECONÓMICO Y DIPLOMÁTICO – SIGLO XXI
Oscar B. Llanes Torres
Diplomático y Profesor Universitario Paraguayo
Todos sabemos de la antigüedad del Estado, como sujeto de derecho público, interno y externo, desde la más remota civilización que se tiene noticias, es de la época de las sociedades agrícolas de la Mesopotamia, conforme informa Fukuyama, asimismo la historia registra que China hace muchas civilizaciones que se remontan a más de diez mil años ha existido un Estado con una burocracia bien preparada.
En Europa los Estados modernos disponen de ejércitos, de un sistema tributario centralizado capaz de ejercer jurisdiccionalidad y representar poder competente en un territorio delimitado, hacen más de 500 años en la consolidación de las monarquías ESPAÑOLAS, FRANCESAS Y SUECAS, con la capacidad y potestad de generar orden, seguridad, leyes y derechos de propiedad. El poder político y financiero eran monopolios del Estado que con legitimidad la ejercía y los súbditos la reconocen, para evitar y enfrentar las causales naturales de conflictos internos y externos.
La tarea del Estado Moderno es domar, domesticar y hacer que el poder político trabaje por los propósitos que se consideran sustanciales por las personas a las que sirve y regular la acción del Estado de Derecho con un poder político soberano.
Los Estados Modernos se encuentran en muchas REGIONES DEL MUNDO ausente, débil e ineficaces, desde la época de la descolonización de América primero y África después, que con el fin de la segunda guerra se buscó la construcción de Estados que en algunos dio un buen resultado, en otros y en la mayoría fue un rotundo fracaso, el último Estado monopólico fue la Unión Soviética, que en algunos resultaron positivos y en otros una negación, igualmente todos conflictivos.
El problema de los Estados débiles y la necesidad de construir Estados, se inició hace muchos años, pero, realmente lo hicieron evidente y necesario los actos del 11 de septiembre. La pobreza, la ignorancia, el analfabetismo, la enfermedad no constituyen causas directas del terrorismo, pues, los atentados fueron obras de personajes de familia clase media elevada y su radicalización no tuvo origen en sus lugares de ancestros sino en Europa Occidental.
Debe llamarnos la atención para una oferta del mundo moderno que es muy atractiva, porque conjuga la prosperidad material de las economías de mercado con la libertad política y cultural de la democracia liberal (1), esta situación mueven a las migraciones a geografías más desarrolladas.
Ahora bien, no todas las sociedades consiguieron alcanzar prosperidad de las democracias occidentales, que en Asia oriental consiguieron un resultado favorable, habiendo llevado la transición con éxito a lo largo de estas dos últimas décadas.
Podemos afirmar sin titubeo que el Siglo XX está marcado por la controversia entre Estado grande y Estado pequeño, o fuerte y/o débil, el alcance de la actividad estatal no debe restringirse al poderío militar, como Gran Bretaña y Estados Unidos de Norteamérica, la necesidad imperiosa de la creación de impuestos que no existían en estos Estados es posible, como el de la renta y el combate a la pobreza y normas de seguridad alimentaria, el Estado después de la segunda guerra, tras vivir revoluciones, depresión el orden mundial liberal se derrumbó, apareciendo la nueva figura universal de las democracias participativas, solidarias y libertades responsables, surge en este nuevo tiempo las vigorosas sociedades civiles como agentes de cooperación y auxiliar vigilante de la transparencia en las gestiones gubernamentales.
Se superaron los éxitos de dictaduras posteriores a la segunda guerra, idealizada por Estados Unidos, un modelo de Estado defensor de la seguridad nacional contra el comunismo, que se diluyó en la década de los noventa del Siglo XX, surge la tercera ola de Huntington.
En este tiempo se exige una pregunta ¿Los Estados Unidos son Estados fuertes o débiles?, la explicación es simple, es un Estado fuerte, donde se impone la ley, el orden colectivo que prevalece sobre los partidos e intereses personales, las instituciones norteamericanas fueron diseñadas para limitar el poder del Estado, fortaleciendo la normatividad jurídica, la protección de los derechos humanos, la separación de poderes, el federalismo, estableciéndose desde 1776 una sociedad estatal de sólidos principios y respetos a las instituciones en una ambiente de conciencia jurídica colectiva.
Los grados de función del Estado solo se puede instaurar en un ambiente ético, donde no se permite fraude al Estado, respeto absoluto a las leyes en todos sus niveles, “la ley no se discute se obedece”, podemos criticar muchas funciones y carencias en materia de salud pública y solidaridad social, sin embargo, es admirable que la sociedad estadounidense está alerta y vigilante de su democracia y su posible disminución de un Estado en arma permanente como si fueran gendarmes del mundo, sería necesario que miren el retrovisor de la historia y verán cuanto tienen de culpabilidad por nuestro atraso y corrupción, el ejemplo es visible, permanente y constante.
San José, Costa Rica, 12 de abril de 2011
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Fuente: Francis Fukuyama – La Construcción del Estado
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