viernes, 17 de junio de 2011

EN EL DIA DE LOS PADRES, CARTA A MI HIJO, OSCAR BERNARDO LLANES DINIZ

EN EL DIA DE LOS PADRES
CARTA A MI HIJO, Oscar Bernardo Llanes Diniz

Oscar B. Llanes Torres
Su padre

Llegaste un 21 de setiembre de 1994, eran las diez de la mañana, llegué a verte unas horas después, cuando te levanto en mis brazos una emoción enorme me invade, no puedo contener el llanto, el corazón se agita y se vuelve un volcán avasallador de alegría, felicidad, siento una sensación de preguntas que llegan a la mente, veo y abrazo a mi hijo desde una óptica de amor infinito, tierno, chiquito, abundantes cabellos, sedosos y brillantes, los ojitos cerrados,
Pequeñitas manos y largos dedos, que con fuerza aprieta y un aliento de leche materna que emociona y se cubre el alma de inconmensurable amor.
Fuiste creciendo, nuevas experiencias en tu cotidiano, dominas tu territorio, eres el dueño de los espacios en la casa, tu hogar, tu mundo, nuestro mundo, tus llantos para reclamar y probar la severidad de tu madre, tu necesidad inmediata siempre satisfecha en la medida de lo que realmente corresponde, la intuición materna conoce y evalúa, cuando es mero capricho o una real necesidad.
Mi relación paterna siempre fue de afecto, suma de amores, de cuidados, de compartir complicidades, recuerdo que mis descansos de la siesta llagabas como quien ingresa a un cumpleaños , con algarabía y contando su atribulada agenda de la mañana, se instalaba sobre mi pecho, jugaba con mis anteojos, me abrazabas con intensidad y sentía el calor suave de tu pequeño cuerpo y el aroma de hijo amado, mis besos cubrían tu rostro y disfrutábamos este infinito momento de amor, recuerdo con ternura estos momentos de entrega y que cubre mi espíritu de un elixir que revitaliza mis emociones y voluntades.
Corre el tiempo y creces con alegría y amor, este padre más amoroso que nunca agradece y bendice la madre que tienes, su dedicación y entrega, hacen de ti único e inigualable, te veo en Hamburgo, Alemania, con el cuerpecito cubierto de atuendos apropiados para soportar el frío, te veo deslizándote con tu patín y llegas a tu Escuela saludando a tus amiguitos en idioma que tu padre desconoce y admira tu comunicación espontánea y la simplicidad de tu integración en una geografía tan extraña a nuestros moldes y costumbres.
Pasan los años en vertiginosa rapidez, mi porte ya no tiene el vigor de antaño ya mis gestos se resumen a fuertes abrazos y el acostumbrado beso en la cabeza, este gesto transmite mi intensa y enorme felicidad de verte crecer, sano, estudioso, disciplinado, con amigos del colegio que nos visitan para realizar tareas escolares, todos con los cabellos embarullados, desordenados gestos, siempre agitados, con la piernas y brazos largos, con el tono de voz cambiante, me veo en ti hijo mío y tu madre también disfruta verte crecer, ya eres más alto que nosotros, tus abrazos nos cubren y sentimos la fortaleza de tus músculos, tiesos, erguidos, empinados, porte de varón que nos llena de orgullo, cabeza de Apolo y mirada de curiosidad permanente, hermosa postura y retrato de muchas geografías, no serás hombre de parroquia serás si un hombre de visión del mundo.
Hijo mío, amado hijo, te deseamos lo mejor, lo más lindo, te damos las herramientas para una existencia útil, productiva, solidaria, amante de su origen y de sus sueños, aliméntala con ingredientes reales, comparta tus alegrías y reserva los reveses para tu yo intimo, no pretendas más de lo que puedes y lucha con ardor y disciplina para lograr tu pretendido éxito, guárdanos en tus recuerdos, retener en el baúl de tu memoria la figura de este padre risueño, afectuoso, con su imagen de brazos abiertos para cubrirte siempre con su amor que no esta marcado en tiempo porque es eterno, como inmortal será la memoria que llevaré conmigo en mi viaje a las estrellas donde estaré iluminando y guiando tu camino que deberás pasar a los tuyos con el inmenso mismo amor.

San José, Costa Rica, 17 de junio de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario