domingo, 23 de abril de 2017
Gobierno Teocratico y Teologico
El siglo XXI en su intenso dinamismo, en su agitada agenda regional y universal, se nos presenta cuadros que merecen algún estudio o por lo menos un análisis superficial, el de los fanatismos políticos/religiosos, conocidos como fundamentalismos, que es una manera de ejercer el poder gubernamental basados en dogmas religiosos y políticos, la base es la manipulación abierta y nada simulada, donde el culto a las divinidades es por una parte y por otra el de un líder prefabricado, que ejerce un poder político frustrante, individualista, pontifical, con seguidores adulones, obsecuentes, mediocres, vanidosos y torpes, tienen el mismo perfil de figura superior, infalible, omnipotente, su poder proviene de las divinidades y de las clases populares, sustentados por una clase castrense y un grupo de alta jerarquía religiosa, no interesa el signo de la divinidad, el interés político es el objetivo mayor.
En el cuadro donde se enmarca el espacio territorial del Estado con estos modelos existen en todas las geografías, es preocupante y alarmante en este tiempo donde la información circula a velocidad extraordinaria y casi imposible su control, los mensajes se entrecruzan, las ideas se encuentran , las visiones se comparten y en ese afán el hombre realiza su opción, allí está el peligro para la sustentabilidad de regímenes que su imposición se tiene que violentar derechos, pisotear todas clase de conquistas sociales, de silenciar los medios, enclaustrar lideres nocivos al régimen, por lo tanto el modelo se vuelve arbitrario, dictatorial, se crean mitos y héroes, los crucifijos tienen otro formato y se aplican generalmente sin dejar rastros, porque huellas si las dejan, ellas sangran por mucho tiempo y dejan cicatrices personales y familiares, sociales y gremiales, provocan fracturas que no tienen prótesis.
En nuestro continente tenemos ejemplos bien visibles del fundamentalismo político que discretamente están en contacto con una divinidad, la mayoría de los Estados de estos territorios son laicos, pero la influencia nefasta que ejercen es terrible, intoxican las instituciones porque los caudillos, jefes o gobernantes, como se quiera señalarlo, se vuelven totalmente distante de la realidad de su pueblo, de la división de poderes, de las normas constitucionales, los que sobreviven al régimen claudican de su dignidad, de su honra, de su libertad, están al servicio del Ser Superior que le indica el camino y guía su consciencia, la exigencia es la lealtad y el silencio, alinearse o perecer, las causas señaladas de estos ligeros modelos lastiman el alma, intoxican y contaminan los espíritus, nos vuelven robot pensantes y manipulados, la razón desaparece prevalecen los dogmas abstractos donde se confunden realidad con fantasía.
El futuro de las próximas generaciones es preocupante o será que existen ya estudios y fórmulas para eliminar o por minorar los malignos vaticinios, o tenemos que buscar desde ya sótanos para la seguridad de los posibles sobrevivientes.-
Desde LAMBARE – PARAGUAY, 23 de abril de 2017
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