jueves, 14 de septiembre de 2017

Diversidad Armoniosa

Estamos en el año 1943, plena guerra, desolación, hambre, familias huyendo de sus geografías, dejando sus hogares, los judíos en masa, los no judíos arrastrados, hombres y mujeres, niños, niñas, jóvenes, personas de todas las edades, en Europa los Consulados repletos de necesitados de una posibilidad de salir, algunos retrataban sus males verdaderos otros falsos. Se llenaban los barcos de emigrantes de todos los oficios, los Estados de este continente elaboraban leyes migratorias muy flexibles, se disputaban para atraer profesionales valiosos, y algunos con visiones eminentemente políticas y populistas, solo para los dedicados a la agricultura como actividad principal, allí inundaron la República de turcos, Árabes, Judíos, españoles, portugueses, japoneses, Ucranianos, etc., y la mayoría con Pasaporte Turco, que era el de más fácil obtención, algunas pocas exigencias burocráticas de fácil superación y algunos costos como adhesión. En Buenos Aires un buque quedó por mucho tiempo enclavado por contar con pasajeros judíos y que posteriormente bajo extensas negociaciones fueron liberados para Santos – Brasil, donde fueron alojados en un improvisado “campo de concentración” en San Pablo, y luego orientados como plantadores de café. Un numeroso grupo que poseía pasaporte turco lograron llegar al Paraguay trasladándose cada quien a un destino específico, algunos a Misiones, Encarnación, por la esperanza de pasar después a la Argentina, la gran parte queda en la capital Asunción, otros menos favorecidos por la suerte, el desconocimiento del idioma, la escasa capacitación para el empleo y la creación de algún negocio comercial resolvieron migrar a los alrededores de la capital, San Lorenzo, Itá, Yaguarón, Paraguari, la mayoría Árabe todos con el apelativo de Turco se instalaron en la Ciudad de Itá, la vecina a Asunción, sin muchas exigencias de documentos y nada de conocimiento científico, muchos sin saber su propio alfabeto, formaron una colonia interesante y muy laboriosa, ninguno se dedicó a la agricultura, todos a la venta de baratijas, hilos, agujas, otros ofrecían máquinas de coser Singer, Necchi, máquinas de escribir que nadie adquirió porque no se tenía experto para enseñar a usar estas máquinas que apretadas con los dedos marcaban letras, era fascinante ver a Don German ofrecer su producto y la habilidad de su manejo, luego el Judío Don José Odezer, que vendía toda clase de productos para la sastrería de mi papá ,El Arte de Don Martin LLanes, EL Judío estable en la ciudad era Don Flores, que también ofrecía en el mercado ropas hechas y accesorios, los Árabes estables, con residencia y domicilio fijo, ya algunos con esposas e hijos, los Yaffar, los Chansin, los Ale Helu, los españoles de la Rioja, se cree que eran judíos los hermanos Morga, el Señor Mir con sus lindas y maravillosas hijas y un solo hijo Farid, la familia Brajin, panaderos y el mayor de los hijos árbitro de futbol, de fama y renombre, exigente y riguroso, incorruptible, Don Luis Maluje todos estos señores árabes eran comerciantes de telas, se reunían a la tardecita y hablaban en su idioma a gritos y parecía que estaban enojados y muy de peleas, pero no, era el hábito milenario de su cultura, ya que de repente todos se reian a carcajadas, Don Ale que se dedicaba al arreglo de lámpara petromax, que emitía luces a la noche y tenían una dos horas de autonomía, luego exigía más combustible. Sus hijos todos nuestros amigos muy queridos como el Nene sastre trabajaba con Don Ismael Chansin, Eduardo no sé qué destino tomó, el pobre Don Ale regresó a Siria y murió de tristeza y soledad, regresó y sin ambiente para iniciar una nueva vida en la casa de sus sueños, que ya no existía. Teníamos argentinos como Thomas Carol, era relojero, brasileño Don Alfredo, sacristán y colchonero, chileno, y otros tantos en tránsito, todos dejaron huellas de aprecio y mucha estima y el cantante boliviano de una sola canción, “Mercedita”, Armando Lara, con su traje blanco, como llegó se fue, no se despidió, pero dejo recuerdos muy gratos. Todos estos inmigrantes, crearon en Itá un círculo de amigos solidarios y queridos, que pueblan la memoria de muchos de nosotros, judíos, árabes, españoles, alemanes, con viviendo sanamente sin traumas ni rencores, sólo teníamos un personaje sin origen definido, hombre de baja estatura, tupidos bigotes blanquecinos, no usaba zapatos solo una vieja y maltratada zapatillas que le dio identidad, Don MANUCHO y su zapatilla, enemigo del nazismo, de Franco y Zalazar y se negaba opinar política local.- DESDE LAMBARE,PARAGUAY, 13 de 09 .2017.-

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