viernes, 16 de febrero de 2018

Impunidad del Homicida

En esta fecha hace 24 años, 16 -02 – 94, miércoles de ceniza, recibo en El Salvador un lapidario mensaje, un pesado mármol en forma de telegrama que anuncia el fallecimiento de mi hijo Oscar Martin de Freitas LLanes, en Rio de Janeiro, perdió la vida por la vía de una bala mortal que le cruzara el pecho y se alojara el proyectil en la valijera(maletero) del vehículo, eran las 19 horas del fatídico día, en la plaza “Taquara” de un populoso barrio de la ciudad denominada antiguamente de maravillosa, “Jacarepagua” vocablo guaraní que en español significa lugar de cocodrilos. El suscrito prestando servicio en Misión Diplomática en El Salvador, el día señalado presentaba dos libros de Derecho Internacional Público y de Derecho Diplomático, respectivamente, en la sede de la Corte Suprema de Justicia de aquella República, siendo el presentador el Profesor Doctor, ex Canciller Alfredo Martínez Moreno, cuando soy convocado para recibir la desgraciada información que marcó de tristeza infinita, tristeza que no tiene fin, dejando curuvicada el alma por siempre, dolor diario, pesar constante, herida que no cierra, huella indeleble, “me preparé para el día que yo falte, pero no para el día que faltara mi hijo”, nadie entiende la dimensión del dolor sentido, del espíritu maltrecho, de la mente turbada, de la sonrisa que se seca y deja el rostro con marcas que el destino fijo en sus arrugas, la piel se vuelve amarillenta de una tonalidad que denuncia amargura, nostalgia, los ojos perdieron brillo y corta la mirada, se ve el horizonte grisáceo y el cielo y la tierra se unen sin ninguna alegría, la postura que era erecta, firme, altiva se volvió encorvada y fijando la mirada al suelo, a diario hace 24 años lucho por recuperar aquella alegría y sonrisa que marcara el estilo de la figura, que permanecieron en antiguas fotografías como el recuerdo de un instante de contentamiento, álbum que resisto en revisar que permanezca en el olvido tal vez alivia el alma. Tan pronto llego a Rio de Janeiro acompañado de mi esposa Marzha Navarro Diniz de LLanes y que la Doctora Blanca Elena LLanes Torres, mi hermana ya esperando por nosotros. La noche anterior al viaje recibo la solidaridad de las autoridades salvadoreñas, curiosamente de los miembros de la Comunidad Judaica encabezados por el Presidente de la Sinagoga Don Roberto Kahn, quien me entregara un sobre con dinero en efectivo, resistí en aceptar y el con total generosidad y candidez me dice “ será útil , pueden necesitar,” y como fue útil porque la tarjeta de crédito que portaba el Estado brasileño le había cancelado la franquicia, no se aceptaba en territorio brasileño, queda en la memoria eternamente agradecido el gesto de Don Roberto Kahn, asimismo, el apoyo , la cordialidad, la generosidad del en aquel entonces el Embajador de Israel , Don Joseph Livne, en la cocina de mi casa, preparando una sopa de verduras para mí y bocaditos para los amigos, alumnos, ex alumnos, el mundo académico de San Salvador, colegas apreciados y muy estimados como Jorge Giammattei Aviles y Doña Sara, el poeta y Rector de la Universidad Matías Delgado, David Escobar Galindo, algunos referentes de la guerrilla en proceso de paz, todos los miembros del Cuerpo Diplomático, periodistas de todos los medios, pasaron toda la noche en solidaridad con este servidor, llevo guardado en el cofre de mis recuerdos este gesto de solidaridad del pueblo salvadoreño. Llegando a Rio de Janeiro rehusé ir a la residencia que habitara mi hijo con su joven y espectacular esposa, la bella Lucilia, tan valiente, tan dedicada y buscando alivio en la familia, hoy reunidos en el dolor y la impotencia ante tamaño designio, realizamos las primeras gestiones trasladar el cuerpo a Salvador – Bahía donde se encuentra en su última morada también su fallecida madre, a quien perdiéramos tempranamente, los dos , ella y el juntos en la vida y en la muerte y este servidor viviendo sus momentos de felicidad guardadas en la memoria, porque hoy solo quedan recuerdos y llantos que se niegan a desaparecer. Cabe recordar que en Salvador – Bahía recibimos total apoyo de los amigos de toda la vida como Djalma Costa Lino periodista radial y estima de hermano, asimismo, los amigos de toda la vida y que habitan las estrellas y ocupan lugar especial en la memoria, el escritor bahiano Jorge Amado y su inseparable Doña Zelia y la joven hija Paloma dando apoyo y calor humano, solidaridad y afecto, ofreció su residencia de “ Rio Vermelho” en Alagoinhas 33, su mundo de magia y encanto, y una visita a Mae Minininha do Gantoi, sacerdotisa del culto afrobrasileño más famosa en Salvador – Bahía ,quienes nos acompañaron hasta la última morada de Oscar Martin de Freitas LLanes, mi amado hijo. Para concluir esta narrativa, dejo en ella mi desprecio, mi indignada emoción al Delegado de la Policía que supuestamente debería atender el caso de mi hijo, no cito el nombre por espeto y delicadeza de su familia, el innombrable sujeto cuando me apersono en su oficina, ante los anticipados ritos de presentación me dice con tamaño cinismo, “ el caso será investigado, desde que Usted otorgue la suma de diez mil dólares a este servidor”, el caso no está fácil, marcando su rostro con una señal de total ausencia de importancia al expediente en pauta, ante tamaña sorpresa respondo “le doy cien mil dólares si devuelve la vida de mi hijo” y me retiro, dejando en el patio de la delegación policial el automóvil con sus marcas del proyectil asesino y la impunidad del homicida. Hijo mío, no existe consuelo ni en las creencias ni en el tiempo, mi fe se truncó para siempre, nos veremos en el universo de las estrellas y de cualquier esquina de la memoria de quienes se quedan hasta el día que se extingan los miembros de la familia y solo volver a ser como cualquier ”miércoles de ceniza”.- Desde LAMBARE – PARAGUAY, 16 de Febrero de 2018

1 comentario:

  1. Muy querido Don Oscar, cuántas palabras bellas y cuánto dolor condensado.
    Mi abrazo fraterno a la distancia que solo pretende acompañarle en su pena y pedir a Dios el consuelo que solo él puede dar.
    saludos fraternos!

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