miércoles, 4 de abril de 2018

Semana Santa

Esta semana se vive un calendario muy especial para los católicos, recuerda los últimos días del líder, de la cabeza, del mentor, del hombre común y carismático, que lo reconocen como el hijo de Dios, nacido de una virgen y como impuesto padre un carpintero, es increíble y/o creíble según la formación y creencia de cada quien, las dudas atormentan ocupan la mente, los cuestionamientos, la racionalidad busca explicaciones, la fe se presenta y se impone, cuantas dudas surgen en estos días, se desvirtuaron los móviles y motivos, cada quien con sus posibilidades y recursos, es semana de turismo interno y externo, los templos vacíos, los fieles reducidos, pocas y escasas ancianas con sus negros mantos cubriéndole la cabeza, sus gestos lentos, ojos cerrados, labios con señales de emitir una oración, el inmenso corredor del templo milenarios de la ciudad de Itá , imponente, con sus gruesas columnas, el precioso altar bañado con dorados detalles, en el medio un San Blas con su atuendo rojo, las pocas luces artificiales en forma de vela, algunos altares paralelos a las oscuras, un silencio que invita a la reflexión, las gruesas columnas sirven de apoyo a algunos fieles que llegan y observan, el problema es elegir el ángulo para ocupar y barajar sus pensamientos, algunos como el suscripto, recorriendo la larga avenida del camino de la vida, saludando a las personas que hacen parte ya de la memoria y habitan las estrellas, las veo con los ojos del alma. El sacristán organiza el altar principal, acomoda los detalles del servicio religioso, abre un enorme libro rojo, fingiendo conocer su contenido, los cálices de color plata brillante, el enorme mantel blanco, pulcro, casi divino diríamos, la inmensa nave central de una limpieza que sorprende, el perfume de incienso que cubre con su aroma todo el recinto, el músico ciego haciendo pruebas del viejo y desgatado órgano, con sus sonidos que no se entiende y mucho menos se comprende, y el silencio se hace grande, las personas, la mayoría mujeres de edad avanzada, al lado de la nave principal en reposo una enorme caja cubierta de tejidos color lilas, para recibir al sagrado difunto, conducido será por notables de la ciudad, las autoridades de Itá , con su atuendo dominguero serán portadores del divino difunto con destino a la última morada para esperar el día de resurrección y la gloria eterna. El sacristán inclina la cabeza en señal de saludo a los fieles, estos responden con discreción, es Don Alfredo, brasileño de origen, de color y cabellos acaracolados, diminuta figura, parte del ornamento del templo, el sacerdote de vez en cuando sale y observa , da instrucciones y recomendaciones, expectante los fieles aguardando el inicio del culto, con atuendo especial para el servicio, y el templo continua con escasos participantes y un silencio que nos invita al recogimiento y la reflexión, fuera del templo los caballeros en alegres y distraídas tertulias, comentando acontecimientos que nada tiene que ver con el sacrificio de Jesús, algunos vendedores ambulantes con sus humeantes y al parecer sabrosas y tradicionales “chipas”, con distintas formas, palomitas, conejitos, pajaritos, algunas de forma circular y otras alargaditas, es el tradicional alimento de la época en el PARAGUAY, vienen en canastos enormes cubiertos en blancos manteles, si conocen, que bien, y si no invitamos a que conozcan esta añeja costumbre local. LAMBARE – PARAGUAY, 29 de marzo de 2018

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