martes, 12 de marzo de 2019

Siglo XX - Generación 40-50

El inicio del siglo XX comienza con serias tribulaciones, en el mundo y en el Paraguay, en particular, el siglo anterior con una cruenta guerra, 1870, se aliaron Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay, cuyas causales es un absurdo y denigrante para los aliados, el Paraguay después de cinco años de guerra queda arrasado, despoblado, en la miseria total, rapiñado y agraviado como nación, las secuelas aún perduran y se transfieren a las sucesivas generaciones. En las proximidades de la segunda década del siglo XX, estalla la primera guerra mundial con todas las consecuencias nefastas, en ese ambiente de dolor y traumas, de padecimientos múltiples, existe una esperanza, se descubren nuevos horizontes, los jóvenes inquietos buscan cubrir espacios, comienzan las movilizaciones, sociedades enteras se trasladan al nuevo continente, barcos repletos de seres humanos en busca de un destino promisor, florecen comercios, la agricultura cobra nuevo impulso, las nuevas industrias florecen , se inauguran escuelas, colegios, universidades por todos los cuadrantes, se divulgan nuevas ideas, los seres humanos se vuelven exigentes, quieren libertad y democracia, se enfrentan ideologías adversas, naciones que prosperan y naciones que empobrecen, los medios de comunicación ejercen la tarea de movilizar pensamientos, se descubren nuevas facilidades para una vida mejor, se transmite imagen y sonido, surgen lideres llenos de un lenguaje esperanzador y otros líderes detestables para no decir nefastos. En el Paraguay en la tercera década del siglo pasado dos naciones en 1932 se enfrentan, dos Estados vecinos y hermanos, Bolivia y Paraguay, arruinan sus destinos, mortandad de los dos lados, pobreza multiplicada, futuros postergados se paralizan las posibles innovaciones, el retraso es el fenómeno común junto con la hambruna reinante. Concluida la guerra contra Bolivia en 1935, los descontentos y los ideales políticos que se mantuvieron paralizados comienzan la ebullición, los partidos políticos tradicionales cobran nuevos vigores y nuevas vigencias, se inyectan las nuevas orientaciones ideológicas, y tan pronto concluye la década los enfrentamientos entre compatriotas recrudecen, los fusiles se cargan nuevamente cobrando vida de hermanos, corre ríos de sangre por el territorio nacional, asaltos y robos, exilios y destierros, orfandad y mutilaciones, hermano contra hermano, cuanto dolor, cuanta tristeza, cuanta pobreza que genera desplazamientos a otras geografías. En ese calendario se aglutina una nueva generación, surgida de la lucha externa e interna del trabajo familiar que se reinicia, y se inaugura en ese ambiente la generación del cuarenta y cincuenta, en la precariedad sumada a una voluntad infinita de superar los obstáculos y derribar las murallas que impiden el libre paso a instancia superior, nace la idea de la movilidad social, con escasas pretensiones, resumidas en dos ejes laborales, “ser militar” o “el sacerdocio”, fuera de esas posibilidades la tecnicatura existente, los conocidos como oficio honrado y decente. Después de las guerras civiles, cada quien busca su propio destino, la gente del interior deja su espacio rural y se dirige a la capital a enfrentar los desafíos que se presentan, trabajar y estudiar, la tarea no interesa, el objetivo es el sueño que se alimenta y aumenta a cada amanecer, el tiempo se encarga de construir nuevas expectativas, crear la idea que consolidará la propia esperanza. La tecnología ayer desconocida hoy es herramienta principal, esta se volvió fundamental y sin ella ya no se vive ni inventa ya está todo escrito y señalado, la creatividad dejó su espacio al ya existente y se tiene una generación nueva sin estimulo, sin pasión, sin amor, desapareció el contacto personal, la viva voz se transforma en abreviados mensajes y con ella se fue el grupo, se fue el compañero, la amistad es una reliquia existente solamente en armarios olvidados, cada uno busca su egoísta alegría, prospera la ausencia del respeto cuando este debería ser el eje central de la convivencia social en cualquier geografía. Desde LAMBARE – PARAGUAY , 12 de marzo de 2019

miércoles, 6 de marzo de 2019

Don Peralta

En un distraído paseo por el centro de la ciudad de Itá – Paraguay, llegan a la memoria bandadas de recuerdos, figuras populares de la ciudad, construcciones desaparecidas, algunas luchan por conservarse, conozco a pocas personas, quienes me saludan con alegría y nos abrazamos efusivamente, luego, continuo el paseo llevando a cuesta los recuerdos que desfilan por la mente con nitidez que sorprende, al llegar a una de las esquinas donde era la casa paterna, hoy modificada por sus nuevos dueños perdió su encanto, el amplio corredor las seis columnas que aseguraban el techo, las plantas de ovenias que adornaban el frente dando sombra a los visitantes de la Sastrería EL ARTE, de Don Martin LLanes, y la camisería de elegante presentación de Doña Nena(Amada Torres de LLanes), siento sobre imaginario y cálido sillón, y veo pasar los personajes de la época, en la vereda opuesta están los l españoles Don Lázaro y Don Salvador, hermanos y compadres de mis padres , comerciantes de mucho éxito en la ciudad y deportistas entusiastas, que contagiaban con su entusiasmo. Frente a este servidor, pasan lentamente los burritos llevando a las señoras que llevan verduras al mercado, que a esta hora está agitado y movimiento intenso, en ese instante se yergue la esbelta figura de Don Peralta, un hombre de mediana edad, elegante en su porte de funcionario público de los Correos, además de su tarea de distribuidor de revistas y los diarios de la fecha, lo veo entrar con decisión y autoridad en la Sastrería de Don Martin, entrega el diario La Tribuna, las revistas de mamá Nena, “Para Ti” de Argentina y “Bohemia” de Cuba y Selecciones tradicionales revistas de la época, con amplia información sobre política, moda, deportes, temas científicos y otras de variados gustos e intereses, cobraba al mes los productos que dejaba, asimismo, vendía lotería que mi padre apostaba sin nunca haber recibido un pálido premio, la ciudad tenía dos vendedores de lotería, Don Peralta y Don Choruá, que siempre tenía una historia interesante verdadera y otras de su propia creatividad. Don Peralta, era de poco hablar, impresionaba a los niños su elevada estatura, su impecable caballera, negra y brillante, tenía su maletín de cuero marrón con las revistas que le salía pos los bordes, lo cargaba con elegancia como feliz de ser portador de noticias y novedades del arte y la ciencia, los niños de vez en cuando recibíamos un regalo de Don Peralta, que consistía en revistas infantiles de la Argentina, el famoso “Billiken” y otras obras de Constancio C. Vigil, que nos ilustraba de una forma amena y divertida, sus personajes y sus historias llenas de enseñanzas y ejemplos, somos en casa muy agradecido a Don Peralta. No queriendo prolongar más, guardo otras interesantes historias que narraba a mi padre sobre las curiosidades de ser Jefe del Correo y que a la fecha creo haber desaparecido por el desuso del servicio.- Desde LAMBARE – PARAGUAY, 6 de marzo de 2019