sábado, 15 de octubre de 2016

Recomendaciones del Primo Julian

El recuerdo remonta al año 1954, calor intenso, mes de noviembre, Doña Nena, la mamá, dispone que acompañe al primo Julián a la capital, Asunción, en la bucólica Itá de aquella época solo teníamos un servicio de ómnibus de Don Herminio Santos, cuyo horario de salida es a la madrugada, desde la disposición de mamá Nena comienza la acelerada respiración, la sensación de inquietud por la nueva experiencia, el motivo, conocer la pensión del hermano Rubén Antonio que concluía el colegio y sería el natural sustituto de la vacancia en la residencia de la familia Acosta- González, compuesta por Don José Acosta Jiménez y Doña Ascensión González de Acosta, educadora y dama de fino porte, llevamos con el primo Julián un surtido regalo de productos de frutas, verduras, ropas limpias, para el hermano Rubén, las debidas cautelas en el tranvía y el loco tránsito, el movimiento en la ciudad era poco organizado, “caótico” afirmaba Don Martin, el papá. Era un miércoles, pues ese día en el calendario escolar del Colegio San José, era receso para la práctica deportiva, Julián atento a todos los detalles, ya a las cuatro de la mañana esperando el ómnibus, espero con impaciencia el vehículo que ya se ve a lo lejos, color rojo, con la señal de origen y destino ITA – ASUNCION, el conductor es Don Mycucho, que también es el arquero del Club Olimpia de la ciudad, nos recibe con efusividad y simpatía de la dimensión de su tamaño, alto, barba tupida, bigote bien tratado y descuidado en el vestir, con zapatillas sin calcetines violando las ordenanzas municipales, fanático por corridas de automóviles, su ídolo , Juan Manuel Fangio, argentino campeonísimo de aquel entonces, subían los pasajeros en cada esquina, cada quien con sus mercaderías llevando al mercado de la capital, incluyendo gallinas, huevos, recipientes con leche, y otros productos agrícolas y el ayudante Kalaito acomodando los pasajeros y pasajeras, niños de distintas edades y dejando la ciudad de Itá ya atrás, llegaremos primero a San Lorenzo, después Fernando de la Mora y finalmente Asunción, tiempo de recorrido dos horas, distancia apenas 37 kilómetros, el viaje llega al punto conocido como Terminal, en el centro mismo de la capital, en el afamado Mercado Guazú(mercado grande, en guaraní), descendimos y el primo Julián no se descuida, tomado de las manos, mirando de un lado a otro, esperando el tranvía que nos llevaría a la parada “Uno”, en el barrio Olimpia , sito en de la Fuente y Jara, un lugar tranquilo y de gente amable, solidarias, curiosas en saber que traíamos a cuesta. Somos recibidos por la dueña de casa, mi hermano Rubén Antonio y el hijo de Don José , Jorge, estudiante de medicina, Rubén Antonio contento con las golosinas enviadas por mamá Nena, me muestra lo que sería mi dormitorio y otros detalles, como los horarios para cada actividad y estudiar, estudiar, estudiar, de aquí saldrá un buen hombre dice Doña Ascensión, concluido el trámite nos disponemos al regreso, nuevamente el tranvía, creo que era el de número NUEVE, en un descuido y por curiosidad me asomo a la escalera y pierdo el equilibrio y como por arte de magia el primo Julián consigue incorporarme nuevamente al vehículo con los vocablos más ásperos y mi silencio absoluto. Ahora nuevamente reincorporado de la primera experiencia del viaje a Asunción, recuerdo con satisfacción, con nostalgia y franco reconocimiento las recomendaciones del primo Julián, es como sentir el instante, por las travesuras de la memoria, veo los enormes y largos brazos del primo sobre el hombro, hablando a su manera, mesclando el guaraní y el español con autoridad, ruego Oscarcito ,dice, lleva en el alma lo que te diré, debes estudiar, ser alguien en la vida, toda tu voluntad, energía, con honestidad, con los principios que nos enseñó el Tío Martin, crecimos juntos, “soy un profesional Maestro sastre, tu papá me enseño una profesión y me regaló un destino”, debes ser el orgullo de la casa , de los parientes y de los compueblanos, mantener siempre limpio el nombre de la familia, ser laborioso y patriota, tendrás tu hogar y tu familia, siempre estaré atento a tus logros y con los brazos abiertos para recibirte como Ustedes me acogieron, estaremos solidarios en las buenas y en las malas, superar las desgracias, festejar juntos las alegrías, tu compromiso Oscarcito es grande, querido primo, nunca te olvides de estas recomendaciones, concluyó. Hoy cuando encierro mi vida activa como diplomático de carrera, ejerciendo la vida académica en forma intensa, con la curiosidad de siempre, el amor renovado, la experiencia rejuvenecida, ver crecer al hijo Oscar Bernardo, se asoma a la memoria las recomendaciones del primo Julián. Desde Asunción – Paraguay, 8 de octubre de 2016-10-15

No hay comentarios:

Publicar un comentario