lunes, 3 de mayo de 2021
La Casona de la Esquina
En el retrovisor de la existencia veo asomarse con claridad y nitidez la vieja casona familiar de la esquina, centro de las actividades familiares y laborales de la familia LLANES – TORRES, una casona construida inicialmente, según antiguas escrituras, en el año 1854 por el Señor Lacalle, español, ascendiente de la familia MORGA LACALLE, y que posteriormente al final del siglo XIX se construyera otro predio en frente para los sobrinos que llegarían de España, Salvador primero y Lázaro después, este llegó en 1929 con 14 años para unirse al hermano, quien lo recibiera en el puerto de Asunción fue Don Salvador, mi padre Martin LLanes y el dueño del camioncito Don Ramón Ruiz Díaz.
La vetusta casa era de una construcción muy rustica, con corredor en frente con columnas que sujetaban el techo de adobe, una ventana grande de metal que daba ventilación al interior, tenía dos puertas de entrada y una lateral, el amplio salón dividido en dos, la Sastrería El Arte y la Ropería de mi mamá Nena(Amada) Torres de LLanes, el Señor Martin LLanes y mi madre Nena Torres de LLanes, dieron vida, trabajo, logros y alegrías a la Vieja Casona, también guarda en sus entrañas acontecimientos dilacerantes, las originales y lucidas plantas de ovenía daba frescor al ambiente, por sus salones pasaron generaciones de profesionales de la costura, cuyos descendientes todos llegaron a la Universidad, como profesionales del derecho , medicina, veterinaria, ingenieros y otras profesiones terciarias, los primos que llegaban de Arrúa-i para cursar la primaria a caballo, en carreta y otros caminando, con sus blancos atuendos escolares y rostros de satisfacción, y esta parte merece otra historia.
La vieja casona era fuente de trabajo honesto y fuente de formación, allí se construía el edificio del hombre nuevo, disciplina castrense, mi padre fue de la marina en la guerra contra Bolivia, todos recibimos la educación de ser personas que sirven a la familia, a su comunidad y a su patria, con dignidad y orgullo se plantaba la semilla del patriotismo y la paraguayidad pujante, fuimos cuatro hermanos el mayor RUBEN ANTONIO, médico, falleció a temprana edad, TERESITA DE JESUS, comerciante bien sucedida, construyó una valiosa y ejemplar familia, este servidor, tres Doctorados en Derecho, Diplomático de Carrera, llegando a Embajador, Académico llevó el gentilicio Iteño por todos los cuadrantes del mundo, con orgullo, altivez, BLANCA ELENA, la última, la mimada y parecía la preferida de mi padre, médica, cardióloga graduada en Rio de Janeiro – Brasil, con una familia de hijos universitarios y bien sucedidos, médico y administrador de empresa Rubén Antonio y Jorge Aurelio, hombres que adornan nuestra existencia y disfrutaron de la vieja casona con sus travesuras y lecciones de vida de Don Martin LLanes y Doña Nena, el interior de la casona era grande con árboles frutales, plantas de ovenia, la preferida de mi padre, por su sombra, erecta y firme, acogedora y refrescante , plantas de higo, granadas y otras plantas exquisitas en rareza y belleza, rosas y jazmines que daban aromas, encanto en las tardes de calor que mi madre Doña Nena, cuidaba con primor y cariño, tenía la sabia costumbre de hablar con sus plantas, se tenía dos pozos o aljibes de agua fresca para el riego y el uso doméstico, con su brocal de helechos, baldes achatados por los golpes de la ida y vuelta trayendo agua fresca para el consumo de la familia y de las plantas de mamá.
La vieja casona, se esfumó con el tiempo, hoy rendimos con mi hermana Blanca, las primas y primos, profesionales maestros y principiantes, sus rastros y sus cimientos no cambiaran porque son fuertes y firmes, llenan el alma de quienes la conocieron, como el viejo y enorme YVAPOVO, que era el rincón preferido de este servidor y Blanca Elena para sus travesuras, donde se instaló una hamaca que era nuestro avión, y cada uno daba su viaje imaginario por todo el planeta, era nuestro aeropuerto de llegadas y salidas, y las recepciones de los visitantes que manejaban distintos idiomas y Blanca Elena la intérprete de los idiomas más extraños y exóticos, que ella con talento, colorido, belleza, de sonoridad que entendía y comprendía a los visitantes, este servidor encantado, el amigo de infancia que nunca más vimos, Cecilio Romero, vecino que trabajaba con Don Martin VILLALBA, se unía con curiosidad a nuestras travesuras, quedando con rostro de espanto que Blanca conociera tantos idiomas exquisitos y lo transmitía para que entendiéramos a los visitantes y darle la bienvenida, la Vieja Casona, juegos infantiles, vibrantes noches de reuniones políticas y deportivas que mis padres organizaban, el regreso de la pesca para el consumo sin ceremonia a la madrugada, la Tia Celsa recibiendo serenatas del que fuera su marido el Comisario José Delfín Jacquet, hombre de bien ,cabal , honorable y deportista, vestía su uniforme con orgullo y dignidad, en la sala de la Vieja Casona, se encontraban para el noviazgo que avanzaba cada día bajo la atenta mirada de este servidor , que cuidaba todos los movimientos, escuchábamos por la Radio, General Electric, programas desde Buenos Aires, El Mundo y Radio Splendid, con la energía que aportaban los acumuladores y se llenaban en la fábrica de los Carrillos para el uso de fin de semana.
Para no causarle cansancio ni agotar la paciencia del probable lector, paro de fijarme en el retrovisor y vuelvo a la realidad de hoy, en silencio, la memoria cierra los ruidos de la Vieja Casona, es hora que los niños dejen su tarea escolar de la rigurosa ESCUELA COSTA RICA, y sus profesoras que merecen un capítulo especial de estas remembranzas y añejas vivencias que alegra el espíritu y hace vibrar el alma en su juvenil momento. Se apaga el petromax, mi padre hace el último recorrido por toda la casona, se asoma con discreta vigilancia a los aposentos de los varones y de las niñas, dando un tibio buenas noches, y los besos de mamá Nena para cada uno y darle fin a un día de muchos acontecimientos, reinando el silencio reparador en la Vieja Casona.-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario