Nuevamente me encuentro distante de la geografía nacional, el alma con la tendencia a la nostalgia, al recuerdo, a la suma de historias personales y familiares, con el recuento de los acontecimientos vividos, gozados, sufridos, con la prudencia necesaria del presente para ver y sentir solo bueno, el pasado con su registro de imborrable, la mirada al futuro con renovado optimismo esperanzador.
En la mirada puesta en el corazón de América, la mente pulsa al ritmo de las realidades de nuestro pueblo – PARAGUAY - , sus circunstancias y sus consecuencias, las razones del pueblo en su afán de un mañana mejor, su escepticismo de siglos, su desconfianza que lo asecha con la sistemática regularidad, su anhelo de siempre, paz y alegría.
Estamos, queridos amigos y querida familia, en la cumbre del año, la Navidad que nos llega, con su alforja de ilusión y buenos deseos, en el pecho un grito ensordecedor de voluntad por realizar, de sueños por cumplir, de metas a lograr y objetivos por alcanzar, en el camino continua existiendo barreras, impedimentos, desniveles, resistencias múltiples, que sortearemos con dificultad la mayoría de las veces ,pero, si la superaremos con el grato sabor de victoria y el espíritu en fiesta permanente porque es Navidad, queríamos un pueblo en estado de gracia, con sus dramas resueltos, con sus angustias disminuidas, con sus cicatrices evaporadas, con sus sonrisas devueltas porque es Navidad, su símbolo mayor las llamas de un cirio eterno, luz y vida, conocimiento y educación , amor y entrega, dar y recibir, ofensas a perdonar, maldiciones por olvidar, amor en su máxima expresión porque ahora es Navidad.
En el camino recorrido por el año que fenece nos dejó huellas en la historia personal y familiar, algunas cargadas de dobladas emociones por la magnificencia de su contenido y otras como singulares experiencias, todos como alguien dijera, la vida es un viaje en balsa por un río que tiene sus contornos, su frecuencia, su ritmo, su cadencia, y nosotros portadores de los remos para dar su rumbo y llegar a buen destino para felicidad de sus ocupantes, la vida en su rica experiencia enseña y castiga, glorifica y condena, razones valederas para unir voluntades y hacer que la travesía sea poblada de mensajeros de amor y paz.
Concluyo estas expresiones nacidas del corazón y la razón, dividiendo emoción y racionalidad, para entregar en un imaginario abrazo mis efusivos deseos de que se cumplan sus anhelos, se materialicen sus sueños, que triunfe en su espíritu la bondad, la virtud, la serenidad, el florecimiento de bienes superiores en un marco de honradez, benevolencia y cortesía, para una convivencia sin maldad y sin malquerencia.
- Mis caros y estimados, son mis augurios de una Navidad plena y un año nuevo apacible y benigno.-
San José, Costa Rica, Diciembre del 2009
Oscar B. Llanes Torres y Familia
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