VIOLENCIA
La etimología de esta palabra es determinante, deriva del latín VIOLENTIA, generalmente utilizamos esta palabra cuando nos referimos a violencia contra la mujer, sin embargo, la expresión es terriblemente actual en los campos del derecho, la sociología, la psicología, la política, ella deviene de una situación estructural que golpea a toda la sociedad desde las entrañas de la propia familia, se extiende al sistema educativo, pasa por la comunidad y grupos sociales, por gremios y asociaciones de distintas naturalezas, es por lo tanto, un todo nocivo, dañino, antijurídico, es desobediencia a las reglas legales establecidas por la sociedad, los pueblos, los Estados, se presenta la violencia individualmente y en forma colectiva como un instrumento cargado de emoción negativa, que azota y arrastra, es fuerza bruta para lograr un objetivo, característica brusca, fuerte, forzada, cuando la voluntad de la victima es mermada a su grado ínfimo, cuando se limita a una violencia psíquica es molestia, es un incomodo constante, aflige destruyendo la voluntad, la resistencia a la presión del autor lastima a la victima hasta agobiarla reduciéndola al máximo hiriendo su sensibilidad y disminuyendo su autoestima a la más baja expresión.
Desde el punto de vista cultural y social de un mundo en transformación nos debe servir de alerta, el mecanismo generalmente utilizado es la fuerza física y psíquica, la motivación televisiva que nos invade en todos los horarios, que no pide permiso para entrar e inundar nuestros hogares con figuras creadas por la fantasía enferma de sus cultores y la absorción lenta , progresiva de una faja de edad accesible a estos modelos perniciosos que contaminan al grupo con la falsa idea de promotores del éxito, el suceso auspicioso con el sexo opuesto, el deseo incontrolable de ejercer dominio sobre sus pares, donde no se reconoce liderazgo y si una especie de temor reverencial ante la conveniencia de preservar su interés personal, emitir la imagen de poder y músculos, que imponen precaución ante un peligro eminente, en este contexto, reducimos nuestra opinión al grado de la necesidad de rever y reestructurar la actuación de los medios mediáticos, con alerta máxima, cuyo objetivo es la sana formación de nuestros jóvenes que se sienten invadidos integralmente en su voluntad cambiante por hormonas y otros modelos de comunicación social.
El Estado como ente regulador de la sociedad y el interés de crear y mantenerla en harmonía y equilibrio permanente, que como sujeto de derecho público tiene el cometido de velar por la salud mental y social de la colectividad nacional, deberá tomar las medidas pertinentes de elaborar un sistema de previsión capaz de auscultar la gravedad de la problemática que se extiende por todas las ramas del árbol social y cultural, antes que se sequen las raíces de la frondosa planta que adorna con su sombra y sabia vigorosa ,como son las buenas y tradicionales costumbres nacionales.
Todos los poderes públicos, las instituciones de enseñanzas oficiales y privadas, las iglesias de todos los credos, los partidos políticos, las entidades deportivas
en general , las organizaciones no gubernamentales, etc, deberán como elemento auxiliar de los intereses de la nación tomar conciencia para que esta situación no acelere la intoxicación de toda la sociedad por un mal que podría controlarse aún, este es el tiempo preciso y exacto para tomar las medidas precautelares ante un fenómeno que esta superando paulatinamente la capacidad del Estado, pues, el adagio “VIOLENCIA GENERA VIOLENCIA” no se puede permitir más, esta es la hora de iniciar los mecanismos de impedir que este maligno elemento continúe envenenando con su mortal ponzoña todo el tejido sano de la sociedad actual.-
miércoles, 18 de agosto de 2010
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