REFLEXIONES
En un día de lluvia, domingo ,aposento tibio, la calidez de mi familia, con mi esposa hablamos de la vida, de nuestra edad, de la trayectoria común, de las experiencias vividas, de las geografías visitadas, de las travesuras compartidas, del hijo que llegó, la mudanza de nuestro proyecto para el futuro, de nuestra realidad actual, de la generosidad de los Dioses conmigo, de la fase madura de una carrera, del físico que siente el tiempo y la gloria de sentirse bien, de los recuerdos acumulados que cada día necesitamos más gavetas para acomodar las memorias, y así el domingo lentamente va desapareciendo.
En ese escenario de inmensa esfera, levanto y me acerco a la ventana, el vidrio mojado gotas cual perlas líquidas la cubren, de vez en cuando pasa un automóvil para romper la monotonía y la gata “ Pípi” aquí al lado durmiendo con infinita seguridad en una extraña posición, con la cabeza colgada fuera del sofá y con una toalla seca que la cubre parcialmente, afuera el jardín con su verde color de esperanza, unas raras , desconocidas y exóticas flores y el tiempo en su pausado ejercicio continua.
El hijo atareado con sus afanes de estudiante aplicado, viviendo también su tiempo nuevo, amigos y colegas de semblantes diversos con sus rostros de piñas maduras y denunciantes cambios de hormonas, en este momento reina el silencio en su cuarto, lamenta que el servicio de Internet esté cortado, el servidor es ineficiente, la televisión en su condición de maquina deseducadora, sin creatividad y sin interés, las tareas escolares
concluidas, el celular en su máxima intensidad, y de repente una risas tímidas que va creciendo en volumen que se desplaza de la pieza al corredor e inunda la casa , que se llena de alegría y emoción, es la risa espontánea ,exagerada , contagiante, sonora y sana , denota felicidad en una fuerte dosis de humor juvenil que nosotros los adultos casi ya olvidábamos y no comprendemos , siento una alegría incontrolable y una exuberancia de plenitud de dicha que invade el alma y mi rostro se transforma en una mueca de que la felicidad existe, gracias hijo, por proporcionarme un instante de feliz esplendor en un día de domingo con lluvia.
San José, 8 de agosto de 2010
Oscar B. Llanes Torres
Diplomático y Profesor Universitario
Paraguayo
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