lunes, 29 de abril de 2019

RETAZOS DE HISTORIAS VIVIDAS

La ciudad de Itá – Paraguay, en su candidez rural, como dice Roa Bastos, y calidez comunitaria, estamos en 1950, media mañana de cielo azul y transparente, las actividades en el mercado municipal va concluyendo, las comadres de Doña Nena, mi madre, con sus canastas llenas de productos del consumo diario, hacen una breve parada en la Sastrería El ARTE de Don Martin LLanes, mi padre, cuentan los rumores que circulan por el mercado, que el negocio de juegos y lecturas de cartas de Coronel-i fue desmantelado por, se supone, alguna versión ingrata de algún marido engañado, que los productos que ofrece de Don Salvador no son originales, que las empanadas de Doña María Orihuela continua siendo la mejor, que los polvos y productos de belleza femenina que vende Don Ale Chansin son realmente de España, que la mejor carne a la fecha es de Doña China Ruiz Díaz, y las tortillitas, modelo Paraguay , que prepara con gracia y sabor Doña Graciela está incomparable, cuentan también que el Circo Valdovinos está llegando con una programación renovada y números artísticos de gran novedad, que los Electrónicos Disonantes con Abraham Areco Gomez, su director y principal vocalista pero creen que el Señor Cabral y su orquesta de Jazz , si estará firme en los intervalos por exigencia de la numerosa juventud iteña. La ciudad de Itá con sus calles amplias, polvorientas y un ascendiente calor en el ambiente, los jinetes en apresados trotes dejan el mercado, seguidos por soñolientos carreteros, y el par de bueyes cansinos transportan a los campesinos, algún hijo, bolsas de productos industrializados provenientes de Argentina, gestión que ofrecía Doña LALA, mujer de mediana edad, activa, alegre, de una extraordinaria capacidad de hacer clientes, confundían productos de marcas diferentes, pastas de dientes de cualquier marca, para ella eran una misma cosa, la marca no interesa, es pasta de diente y listo, acompañada de una reverenda carcajada, un producto muy especial y muy apreciado eran las famosas “alpargatas”, que vendía en cantidad para los comerciantes del entorno del mercado, la tienda de los Hermanos Morga, colgaban estas alpargatas de las puertas del negocio, sentado en su amplio sillón de genero conversando a estas horas, ya cerca del mediodía, sol sofocante, casi 40º, el ambiente es agobiador, con un personaje popular y muy querido por la colonia española, Don Manucho y su zapatilla, su cigarro apagado y cortito, cabellos en revueltas permanentes, barbillas bien cuidadas, no se sabe si tenía familia, siempre solo y el mismo atuendo, que todos los días a la misma hora recorría la ciudad, con sus paradas obligatorias en la sastrería de Don Martin LLanes, y la tienda de los hermanos Morga, Lázaro y Salvador, hablaba siempre en voz alta, era un crítico habitual de los políticos de la época, de las autoridades locales, lanzaba improperios contra todos y las religiones su blanco favorito, luego seguía su camino , nunca supimos el destino y el objetivo de su vida, su origen español era notorio por el acento, no se sabía de que región, ni la época que llegó al Paraguay y específicamente en esta ciudad que lo acogió y lo hizo parte de su geografía folklórica, hoy después de tantos años rescato del armario de recuerdos, siempre habrá alguien en Itá que lo conoció y disfrutó de esa pintoresca figura tan popular, el singular Don Manucho y su zapatilla.-. Desde LAMBARE – PARAGUAY , 29 de abril de 20

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