DEMOCRACIA ENVEJECIDA
En el siglo XXI las instituciones públicas y privadas deberán buscar nuevos paradigmas, establecer nuevos métodos, excavar los cimientos en aras de encontrar lo rescatable, las experiencias trágicas que tenemos noticias no son halagadoras, surgieron personajes funestos, se propagaron ideas que no fueron ni revolucionarias ni reformistas, ejemplares humanos nada recomendables, merecen lápidas en las amarillas páginas de la historia, se inventan tecnologías que asombran por un lado y aniquilan por otro, la sociedad se volvió un conglomerado de grupos aislados, no existen tolerancia en la diversidad, la masificación educativa, la persona humana perdió su rumbo, el horizonte se alejó, no se vislumbra nuevos soles, el oscuro túnel parece tener salida a mucha distancia.
En ese sombrío ambiente me gustaría retratar un tiempo que se avecina y estar en alerta, es recomendable para evitar errores del pasado, que con la ayuda de los iluminados podríamos obtener un mundo mejor, sin sufrimientos, sin armas, que los seres humanos compartan ciencia y tecnología, universalizar el conocimiento, evitar el aparecimiento de mesías, rejuvenecer la democracia y no simples maquillajes, es la mejor forma de convivir en medio de discrepancias y sin la presión de una mayoría descalificada e ignorante, conducidos como borregos por liderazgos postizos que se burlan de la inocencia de sus seguidores.
La única herramienta que nos podrá liberar es el libre acceso a la instrucción y la educación, una sociedad educada es civilizada y protege su bienestar, es tolerante y evita la confrontación, no por debilidad sino por tener conciencia, que la tecnología y la ciencia al servicio de la vida y no de la muerte, abrir escuelas y cerrar cárceles, ya dijo alguien, que las fábricas de armas se transformen en inmensas bibliotecas, que como afirmara Jorge Luis Borges, “Creo que el paraíso es una gran biblioteca” .
Anhelo un siglo XXI de paz, armonía, donde el derecho sea la garantía y seguridad de una ,hoy, sociedad rehén de los delincuentes, que el siglo XX nos dejó, malos que prosperan, la decencia agotada, legados que dan vergüenza y ruboriza a cualquier indiferente observador, deseo un mundo libre del miedo donde se estimule el amor y la fraternidad, el fin de las desigualdades que dilaceran almas y cuerpos ante la indiferencia de todos, igualdad de oportunidad, con patrones que respetan la ley, con trabajadores conscientes de sus obligaciones, el fin del fraude contra el Estado que somos cada uno de nosotros, una sociedad solidaria, libre y participativa.
San José, Costa Rica, 14 de Octubre de 2011
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