viernes, 28 de junio de 2013
EDUCACIÓN PARA LA PAZ
Con singular espanto encuentro en la página 46 de la revista NEWSKEEK, en español, de fecha 10-6-13, bajo el titulo “Cuando los niños juegan a la Guerra”, firmado por Andrew Romano, considero que toda la humanidad emprende una tarea ardua, difícil, conflictiva, democrática, libre por una cultura de la paz en su más amplio entendimiento.
No es recomendable hacer apología de la guerra, es como estimular la cultura de la muerte, cuando la sociedad global está en la faena universal de encontrar la cura para el cáncer, el VIH, y otras enfermedades, así como las más diversas patologías que aún no encontraron la solución ni alivio, se realizan investigaciones y los más serios estudios psicológicos y pedagógicos para prolongar la existencia en un ambiente de excelente calidad de vida, estimular la fraternidad, la libertad, la tolerancia en la formación de los niños desde la primera infancia, su incursión escolar, su adolescencia, para llegar a la edad adulta con la consciencia que la guerra es nociva, pues, enfrenta seres humanos que muchas veces ni saben porque se están matando.
El citado autor, no creo que tenga hijos pequeños, que reciba ilustraciones positivas de guerras y soldados armados y en posición combate, el adversario, según el autor, seguramente tiene la creencia que es un monstruo que debemos eliminar que no es un ser humano que debemos proteger y alimentar, el mismo afirma, que “debemos hablar de los juguetes de guerra que llevan la lucha a casa”, entonces cabe preguntar “¿Para qué estudiar, hablarle de ética y religión, de historias de hombres perversos como lección de vida, malos ejemplos para aclarar a los niños que son fenómenos a desechar,? si para matar o morir solo se necesita apretar un botón”.
El citado autor, nos señala con dosis de persuasión y convencimiento, de las bondades de la literatura bélica, de la placidez de un padre con una hija en el regazo y un hijo jugando con soldaditos y miniaturas de tanques de guerra, en un ambiente de serena placidez doméstica.
Es de una total infelicidad esta materia, cabe en el principio de libertad de opinión, manifestación de pensamiento, exposición de ideas, de recomendaciones a los padres de familia estimular la adquisición de juguetes de guerra, porque ella existe desde la más remota antigüedad y deben conocer, sin explicar que la misma es crueldad sin límite, que es “insanidad” de las personas, que las armas matan inocentes y que existen industria, si que lucran con los instrumentos de muerte, que así como se tiene profesiones para devolver la salud, se tiene profesiones para matar impunemente.
Es alarmante cuando afirma el señor Romano, que” la industria del juguete de guerra es una industria inmensa, y reacciona y se adapta para ganar dinero como cualquier otra industria. que es capaz de lograr inmensas hazañas de ingeniería y mercadotecnia muy astuta”, entonces que hacemos los pacifistas que no tenemos industrias de la paz, que la educación es precaria, pobre, los maestros sufren con una remuneración indigna ,cuando un general que maneja herramientas malditas y un ingeniero de instrumentos bélicos ganan fortunas, y tienen familias, esposa, hijos, vecinos, que estarán disfrutando de un buen pasar, una cálida habitación, sin impresionarse en absoluto con la pobreza de sus semejantes, con el hambre que produce la guerra, la enfermedad que se propaga por la ausencia de medicinas, eso , pues, no le importa para nada, entonces cerremos las escuelas, abrir cuarteles, estimulemos las fábricas de armas y cerremos las fábricas de alimentos, estimulemos los enfrentamientos entre hermanos, invadir escuelas matar profesores , condecorar con la medalla del mérito a los que matan niños en la plazas gozando de un sano esparcimiento, hagamos entonces un inmenso campo de entrenamiento para el ensayo de saber matar, no es defenderse, es saber matar para no morir con las propias armas que los fabricantes distribuyeron por el mundo, esparciendo miseria, orfandad, tristeza y dolor.
San José, Costa Rica, 21 de Junio de
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