martes, 8 de julio de 2014
PROYECTO DE VIDA
Encuentro un amigo de larga data, lo veo con muy buena apariencia, cabellos grises, porte de atleta, larga sonrisa y bien animado, contento de su trayectoria de su vida familiar y personal, surge la pregunta de siempre, y el futbol? que era su pasión original, era dueño de una destreza incomparable, una habilidad que llamaba la atención de propios y extraños, una visión de juego de gran maestro, vislumbraba las jugadas, era el centro de las miradas, de muy joven fue incorporado al Club Sportivo Iteño, de Paraguay, luego a la Liga Central de aquel entonces, del Departamento propio del territorio de la República, hoy desaparecida, nuestro personaje de muy delgada textura, alta, victima frecuente de los adversarios y el protegido de técnicos, dirigentes y patrocinadores, realmente era un joven modelo, ejemplar, buen estudiante y su sueño mayor ser futbolista profesional aptitudes, liderazgo, talento superior no le faltaban, era asombrosa la capacidad de crear jugadas inesperadas los aficionados y los no tanto asistían con gusto el talento de la joven promesa.
Un día de entrenamiento, era un domingo por la tarde, receso de campeonato se organiza un amistoso con el Club Sportivo Luqueño, bajo el comando de un ex gran futbolista Carlos Arce, la Liga Central dirigía el afamado y paternal Don Aurelio González, cientos de aficionados marcan encuentro en la Arena del Club Olimpia, como se dice hoy, se inicia el partido como un amistoso cualquiera, sin relevancia, de mero trámite, con un árbitro capitalino de triste fama, ya al comienzo demostrando sus inclinaciones y su parcialismo provocando la ira de los asistentes, era un ambiente espectacular, un público bullicioso, con banderas, gritos ensordecedores, palabras no recomendables dirigidas al árbitro ofendiendo a la progenitora, vendedores ambulantes que cubrían la visión del rectángulo verde donde las jugadas se sucedían en frenética acción, que producían exaltados abucheos.
Termina el primer tiempo y los ánimos caldeados, especialmente de un veterano campeón de Lima el vigoroso y emblemático zaguero central, Domingo Martínez, de ya prolongada trayectoria en el futbol paraguayo habiendo recorrido el exterior y varios clubes de la República, nuestro joven personaje vistiendo ese día el número nueve, desplazándose por todo el campo, conduciendo el equipo y llevando peligro constante al adversario que ya manifestaban su alterado humor, que de inocente amistoso pasó a una guerra campal, y un árbitro componedor y sin mucha autoridad los jugadores luego captaron esta debilidad y comenzaron con las jugadas más ríspidas, entradas fuertes, actitudes belicosas, guerra es guerra, Luque contra Itá, las graderías se volvían cada vez menos calma, los aficionados ya alterando su humor, la fiesta se transforma en confrontación, la fuerza pública en escaso número controlaba las euforias con dificultad y el marco de alegría se volvía con el compas de gritos en ofensivas expresiones, las bruscas y peligrosas entradas de los protagonistas podrían llevar a daños irreparables.
El que fuera un amistoso se transformaba con rapidez en intervenciones agresivas, así al minuto cuarenta un tiro de esquina favorable al Sportivo Iteño, nuestro número nueve a puesto, el defensa central número tres con codazos, empujones, pataditas provocadoras, gritos amenazadores cubrían la pequeña área, todo el equipo del Sportivo Iteño liderado por Amarilla, el gran Tatu-í, a la cabeza, viene el centro lanzado por Struway, excelente ex delantero número siete, envía el balón cadencioso y con maliciosa curva, nuestro número nueve se eleva y cae con un fuerte empujón de Domingo Martínez, cae y sobre el tierno pecho del joven futbolista, salta con toda brutalidad dejando como saldo costillas en añicos, inmovilizado e inconsciente tendido en el césped, el balón fuera del área y la retirada de nuestro talentoso futbolista .
Se llevan a Asunción al jugador golpeado y con tristeza sabe su futuro, deja la práctica del futbol para siempre, con las manos entrelazadas al padre, le promete dejo el futbol pero seré un buen profesional del derecho, y tendrás la alegría de un hijo universitario. El tiempo pasó y nuestro ex número nueve, profesional reconocido y apreciado, un día en México, visitando el Estadio Azteca, un partido entre Cruz Azul y el Monterrey, en ambos equipos en sus filas jugadores paraguayos, y en un lance de buena trama gol del Cruz Azul, y un hambre ya de edad, salta y grita en guaraní su alegría incontrolable, me acerco y le pregunto su nombre ya sabiendo su origen paraguayo por las manifestaciones en guaraní, me cuenta soy Domingo Martínez, me cubre el asombro y le informo de aquel encuentro ya lejano que el lastimara y truncara una carrera, y el con tanta tranquilidad dice, “terminé mi carrera en el Atlante y este joven que sufrió el daño, hoy es un profesional del derecho reconocido, entonces yo soy su benefactor y no concluiría su carrera como yo, lleno de historias, sin muchos logros económicos y golpes físicos y psíquicos nada halagadores”.
San José, Costa Rica, 8 de Julio de 2014.
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