miércoles, 10 de septiembre de 2014

DESPEDIDA de Costa Rica

El día de la fecha recibo con atenta comunicación que mi tarea como Embajador de la República del Paraguay en Costa Rica, cumple su tiempo, llega el Término de Misión, pasaron cinco años, llegué con el alma abierta, el corazón en agitada emoción y la voluntad de cumplir la tarea encomendada con disciplinada eficiencia, encontré el ambiente con reservado entusiasmo como es la función diplomática, con discreta observación, cautelosas expresiones y contenidas disposiciones de no mostrar por entero el perfil. Vengo de un pueblo que se entrega por entero a sus pares, un pueblo que tiene en su esencia la alegría expuesta de conocer personas, lugares, el respeto a la individualidad y las ganas permanentes de compartir éxitos y entregar a su debida hora las palabras de solidaridad y el silencio retumbante que la circunstancia exige, ese es mi pueblo con su mosaico de orígenes prevaleciendo las células indígenas que dominan nuestras esferas cerebrales dando al espíritu un colorido especial resaltado el sagrado y lustroso moreno que lo distingue y exalta. Aprendí las primeras letras en la Escuela Nº 89 “República de COSTA RICA”, que por estos días cumple 114 años , allí conocí los símbolos y las letras sentidas y vibrantes del himno nacional, su envolvente música, la patriótica tonada en voces de niños que seguramente no entendían con claridad las letras, sin embargo , por seis años cantábamos diariamente el himno nacional paraguayo y el de Costa Rica, conducida bajo la batuta de la profesora Chiquita Dolsa que nos contagiaba su entusiasmo y vibrante figura , los niños en fila, con sus elegantes uniformes, con alegría comenzábamos la vida escolar del día y este servidor travieso e inquieto molestaba a los compañeritos de la ordenada fila bajo la severa observación de Doña Serafina Villalba Viuda de Martínez, directora de la escuela, con gesto que interpretábamos con amenazas de castigo, presentarse a la dirección para arrodillados ante el enorme cuadro del volcán Irazú, que está sellado en la mente y el recuerdo por las innúmeras visitas al santuario de la sanción por las travesuras propias de niños de escasa edad y entendimiento, toda la primaria la cursé en mi ciudad natal Itá, que la llevo en el alma con infinita felicidad y sumadas nostalgias. El tiempo sigue su curso y el destino con su magia reserva esta realidad, representar al Estado Paraguayo, a mi gente, a mi realidad, a su sueño y perspectiva, mi habitual encuentro con los directivos y niños de la Escuela Paraguay en Hatillo y Puriscal, para rememorar estampas de mi propia historia, me incorporé a diversas Universidades que me permitieron , después, de severas exigencias, integrar el plantel docente, de las asignaturas de mi pasión académica, el Derecho Internacional Público, Derechos Humanos, Derecho Diplomático y Lógica Jurídica, la ULACIT – la Universidad Católica y la propia UCR , con todo su emblemático rigor donde la suerte nuevamente me reserva una sorpresa, conocí al Profesor Nicolás Boeglin, quien me recibe con un sobrio guaraní, estudió en Paraguay , cursó la primaria , su padre fue Embajador Francés en el aquel entonces en Paraguay, desde ese mismo momento la amistad surgió esplendida y sin reservas, honro a todos los colegas por intermedio de Nicolás, Alfonso Navas, Ana Belén, Hugo Soto y todos los que me ofrecieron su apoyo y solidaria atención y paciencia, sin olvidar a los queridos amigos de la Radio COSTA RICA, Endy Torres y Henry Mendoza, Jonathan Marchena, Esteban Zamora, y el afecto especial de Radio INA, del Instituto Nacional de Aprendizaje , en la época de Otto Chinchilla Coto, y para encarnar a todos los amigos, en forma personal y familiar, rindo mi gratitud a Claudio Alpizar y familia, Federico Picado y Eugenia Solís, mi hermano en el afecto de muchos años sin fecha marcada Fernando Caldas y toda su familia costarricense. Los colegas del Cuerpo Diplomático, los funcionarios de la Casa Amarilla, edificio con trazos de historias y solemnidades acumuladas los llevo en el cofre de mis recuerdos, allí están las memorias del tiempo que estuve por esta geografía y corona la historia personal, mi esposa Marzha y mi hijo Oscar Bernardo acompañaron solidariamente la estancia , mi querida colonia paraguaya radicada en Costa Rica, donde construyeron sus vidas y materializaron sus sueños, conformaron el edificio familiar manteniendo la argamasa de afectos imborrables de sus orígenes y la pulcritud del guaraní soberbio impregnado en el alma. Concluyo, agradeciendo a Don CARLOS REVILLA, quien permitió ocupar un espacio en su Revista Digital “CAMBIO POLITICO”, donde expuse mis pensamientos, mis historias personales y pueblerinas, Don Carlos muchas gracias por su cortesía y estima, su generosa amistad y todos los compañeros que semanalmente nos encontramos en las páginas de Cambio Político para aprender con ellos y disfrutar de la calidez de cada uno haciendo con que llene el alma de enseñanzas y sabios pensamientos. Termino como dice el poeta español, “no les digo adiós, porque se van conmigo”. San José, 6 de Setiembre de 2014

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