martes, 5 de julio de 2016
Desperdicio Educativo
Todas las semanas viajo trescientos kilómetros para ejercer la actividad que me fascina y apasiona, la docencia, ocupo el asiento número 15 del ómnibus del horario adecuado a mi interés, el viaje de ida y a la vuelta es el mismo ritual de siempre sumando por lo tanto 600 kilómetros. El detalle que se describe es para relatar un episodio que sumados a las experiencias de mucha gente es tan preocupante, nada insólito, se convirtió en rutina, a unos pocos asientos se encuentra una pareja de mediana edad, tienen el perfil de funcionarios públicos con una niña de cuatro años aproximadamente, que es muy graciosa, de buena dicción, muy viva y explotadora de las debilidades de los padres.
El ritmo del viaje es monótono, silencioso y de vez cuando una ruptura en la cadencia del viaje por esta niña, gritos, exigencias, golpes y saltos molestando a los padres y los vecinos, de repente el bus climatizado se vuelve un polvorín de sacudidas por doquier, las quejas contenidas de los compañeros/as de viaje, en un momento dado la niña comienza con histéricos gritos exigiendo “esto y aquello”, todos molestos, exasperados, impotentes y los padres con calma y exagerada condescendencia tratando de serenar los ánimos de la privilegiada y única hija, supongo, se vuelve el ambiente insoportable, nos sentimos todos con ganas de tomar alguna decisión, hasta que una señora, también mamá por cierto, se acerca al asiento de nuestros personajes y con firmeza, altivez, voz impositiva, erecta y los dedos en indicativa determinación, llama la atención de los padres afirmando. “ señor , señora, tu niña bonita, traviesa y maleducada, entiendes muy bien que tu comportamiento está molestando a todos nosotros, por lo tanto, exijo que tus padres te den una zapatillada de las buenas para aprender a respetar a tus padres y los demás”, estamos atentos todos en el bus y esperamos que se calle y duerma, un silencio inunda el vehículo, los padres conversan en voz baja, y una que otra amenaza para la inquieta niña, y cuando la furiosa señora se acomoda en su lugar , un frenético aplauso de los compañeros de viaje rompe el clima de tensión y de nuevo en silencio continuamos el viaje.
En mi interior comienza a hervir los cuestionamientos pertinentes, fue correcta las medidas de la ocasional educadora, que grado de responsabilidad de los padres, esta niña realmente es una mimada que no se ha impuesto límites, cuál será su perfil en el futuro, una persona cándida, simple, solidaria, laboriosa, estudiosa o un animal racional imposible de domar, exigente, nerviosa, aplastante, que utiliza la mentira como arma para dominar el ambiente, puede llegar a la perversidad para el logro de sus objetivos, incapaz de integrarse a un equipo de trabajo, no podrá compartir y mucho menos obtener buenas relaciones interpersonales, se convertirá en persona toxica, contaminantes, las que fracturan los relacionamientos del entorno, será egoísta, individualista, con seria tendencia a ejercer funciones represivas, que para ella serán comunes, llegando a la edad adulta seguramente estará sola, distante, triste, sin concluir ninguna carrera, siempre será dependiente de algo o alguien, perturbada en el papel que le corresponda existir, conducta cínica, intrigante y venenosa, un ser insoportable, es resultado de un “desperdicio educativo” confusa interpretación de amor con regalías insanas, mimos con cuidados desmedidos, evitar los gritillos por concesiones nocivas a la real formación de una persona amorosa, tierna, dedicada a realizar tareas benéficas para sí y para terceros, , señores padres cuidado que pueden estar construyendo un monstruo para la si y la sociedad.
Asunción, Paraguay, 5 de julio de 2016.-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario