miércoles, 17 de junio de 2020

Ausencias de Infraestructuras

Se inicia en casi todas las geografías del continente la tercera fase de flexibilización dentro de la pandemia, para recuperar la parte de economía y combatir el virus maldito que azota , castiga, deja en penitencia a la colectividad, castiga templos de todas las corrientes, inclusive sinagogas, las voces de desespero se agigantan, los sacerdotes reclaman la escasez de fieles permitidos, y así los ingresos disminuyen, los centros gastronómicos se resienten, los trabajadores, propietarios y empleados prometen obedecer las recomendaciones de los Códigos Sanitarios del Ministerios de Salud Pública y Bienestar Social, los servicios del orden público no dan abasto, existe crispación colectiva, ya nacen los detractores y los que critican la permisividad de las autoridades, que provoca indisciplina en la sociedad. Cuenta un amigo que dejó su vehículo en el taller mecánico, y obligado a utilizar el servicio público de transporte, que está también entre los nada contentos, los pasajeros todos sentados, solo diez en pie, pero ve que un conductor toma otras decisiones y autoriza más de lo permitido, algunos no utilizan las mascarillas, las tensiones aumentan, las críticas contra los gobiernos son unánimes, la sociedad se divide en dos, los que reclaman las Resoluciones Ministeriales, afirmando, “los ladrones sueltos y los de riesgos en cuarentena”, en ese escenario por fin otro bus para y ocupó el lugar, en el medio del vehículo, donde captó los mensajes, las amarguras, escucha la voz de una señora de media edad, 40 años, más o menos, y cuenta su historia con vehemencia, a cada frase el volumen aumenta, su historia es triste, todos lamentamos su suerte, el bus no para sigue su camino y los usuarios vociferan sus maldiciones. En resumen, cuenta que es de una familia de tres ancianos, uno de los miembros tiene, su disminuida pensión que no le alcanza para los remedios, una pareja, el marido jubilado, la esposa ama de casa un hijo joven que estudia, y este debe servirse de las clases virtuales, un solo celular en la casa, internet es caro, alquiler, farmacias, consultas médicas, corte de luz, el servicio de internet en su barrio es intermitente, con esos ingredientes como hacer un curso vía digital, pocos saben cómo utilizar las recomendaciones del uso de los aparatos que están en lenguajes tecnológicos o en inglés, los Estados están imponiendo un sistema que el continente no está preparado y considero que los gobernantes deberían contemplar estas deficiencias y otras falencias por el bien de una educación y formación profesional para el futuro, en el presente, estamos distante de la realidad.- Desde Lambaré – PARAGUAY , 15 de junio de 2020

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