domingo, 10 de noviembre de 2013
BENEFICIOS DE LA LLUVIA
La lluvia cae incesante, en silencio y constante, golpea sin pausa las ventanas y los miembros de la familia con rostros indiferentes, miradas congeladas, las mascotas en total placidez duermen y este servidor en contacto con el mundo, investigando los temas de su curiosidad, rebuscando lo inédito, lo inaudito, lo extraño para disfrutar con los alumnos que esperan las ansiosas novedades, súbitamente una llamada interrumpe estas reflexiones, es un amigo, más que amigo un hermano en el afecto, con quien comparto inquietudes, forjamos ilusiones por un mundo mejor, recordamos anécdotas de lugares y muchas geografías, repetimos historias que hacen parte del repertorio común, y la lluvia sigue su ritmo monótono que me encanta y fascina, tiene una magia especial y un embrujo que no se explica pero se entiende.
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En la cabecera de la cama varios libros con temáticas diferentes, tamaños y colores, que las disfruto separadamente y con mucha parsimonia, soy adicto de la palabra escrita, tiene el don de deleitar descubrir sus orígenes, su trayectoria, su significado, el extraño misterio de la palabra que agita y embriaga, enternece y maltrata, se obtiene la sensación de estar siempre acompañado, visitando lugares exóticos, reviviendo esquinas que ya no existen, conversando con personas del imaginario y de la realidad, cada hoja lentamente cumple su ciclo y después reposa esperando otro momento, su momento, donde un marcador señala su punto de espera.
La lluvia continua cayendo, pocos vehículos circulan por la calle silenciosa, hasta parece solemne. Como cumpliendo un rito, y en ese casi éxtasis acuden a mi memoria cuadros de la familia distante, la infancia y sus imborrables travesuras, los rostros de maestras severas y nada amistosas, ante una pizarra negra, enorme, con el material apropiado para escribir y develar los secretos de las ciencias y las geografías que jamás visitaríamos, donde se sucedían números y gráficos que nunca entendíamos, preguntar del porqué de las cosas nunca, el bastón de mando una enorme regla de madera que con sorpresa temblaba en el hombro de algún compañero adormecido y semblante cansado esperando con ansias el recreo para explotar en alegría y lamentar su poco tiempo en comparación con las interminables horas de clase, acuden a mi memoria las figuras inolvidables de mis maestras ,de mis compañeros y del salón de clase, el patio con el pequeño escenario donde se proyectaba al futuro artista dando evasión a una vocación que algunos lograron concretar, quien sabe en qué teatro del mundo estará presentando alguna obra consagrada y aplaudida.
La lluvia sigue sin pausa, y la memoria acompaña con gusto y hasta parece agradecer a la naturaleza este regalo, los que venimos de zonas nada urbanas entendemos su lenguaje , su sonoridad inigualable, la madre tierra la absorbe y aquí si se realiza el gesto mayor de alimentar el suelo, los arboles parecen sonreír con una verde y asombrosa alegría, los animales juegan en su quietud de siglos, los pájaros cruzan el espacio, cantan en su concierto de coros divinos.
La lluvia en su alforja húmeda trae esperanza, ilusión, y en una cajita dorada guarda el amor en su máxima dimensión , sin reticencia ni sorpresa, esperando su instante supremo de compartir con la familia una reunión de sonrisas, de historias vividas en el día, de encuentros y desencuentros hasta sentir que la lluvia paró y es hora del reposo, del alma en calma y el secreto de sentirse feliz apesar de opiniones contrarias.-
San José, Costa Rica, 8 de Noviembre de 2013.-
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