lunes, 28 de abril de 2014

PREMIO NOBEL A LA MUJER PARAGUAYA

Es un momento de inigualable satisfacción para el espíritu de todos los paraguayos y sus descendientes, que se encuentran por todos los rincones del mundo, es motivo de júbilo la firme alocución del Santo Padre, el Papa FRANCISCO, quien señalara como motivo de orgullo peticionar a los organizadores del Premio Nobel, del gobierno del Reino de Suecia, para contemplar entre los futuros premiados a la Mujer Paraguaya, por la rica historia que marca su trayectoria, su lucha ancestral que se inicia de manera triste, heroica, solidaria, con la Guerra de la Triple Alianza, cuando tres Estados vecinos firman un Tratado nefasto, cruel contra el Paraguay en aquel entonces el Estado más desarrollado, prospero y libre, sin yugos ni patrones que molestaba a los vecinos zambullidos en deudas y conflictos internos que desgastaban sus instituciones, nada más propicio que desviar la atención de sus pueblos buscando un enemigo que pone en peligro al Estado, las causales ridículas se declaraba que el Paraguay representaba un peligro regional, como por ejemplo, que no se tenía deudas con las potencias de aquel entonces, que era armamentista, con ambiciones de conquista y expansionismo, cuando en realidad el Paraguay lo único que aspiraba era su independencia consolidada, su libertad interna y externa, respeto a su soberanía, crecía en un ambiente de disciplina, orden institucional, trabajo y enorme potencial humano de amor al suelo patrio. Es que al inicio del siglo XXI, con la elección del Papa Argentino FRANCISCO, jesuita y pastor, que convivio en su natal Argentina con la gente paraguaya, con sus raíces, sus costumbres, su idioma, el valor de las mujeres de emprender su lucha por la formación de sus hijos, de ser fuente de amor y ejemplo de tenacidad, perseverancia, solidaridad entre estas mujeres que bajo el manto de su fe entregaba a sus hijos una educación cristiana, donde el principio de la moral y la ética eran las reglas que deberían ser cultivadas para un desarrollo personal y social de una descendencia altiva, orgullosa y amor a la patria. Luego después de cinco años de guerra, del holocausto de América, que solo Colombia apoyara la causa paraguaya contra los pretendientes usurpadores de la soberanía guaraní, concluye la guerra con el vil asesinato del Mariscal Francisco Solano López, su conductor, su Jefe, la encarnación de su pueblo, que lo acompañó hasta su último sacrificio, es aquí donde se hace presente ante el llamado de la nación la Mujer Paraguaya, que acompañara a su familia en defensa del país, entregando sus pertenencias para la defensa contra los infaustos invasores, las llamadas RESIDENTAS, que hasta la fecha la encontramos donde esté presente una mujer paraguaya allí se encuentra una RESIDENTA, con su símbolo y su estirpe, su bravura y grandeza, en cualquiera de su situación como madre, esposa, hermana, amiga, compatriota ejemplar y solidaria fuera del terruño, lleva en su alma la voz y el grito de justicia para las generaciones que vienen y perdurarán en el tiempo, porque ella es responsable por el resurgimiento de un Paraguay que quedara arrodillado, vencido, fracturado, que con su aliento y vigor se levantará la expresión del orden de surgir ante la adversidad, que la sangre de los hijos serán abonos donde prosperarán los frutos de su sacrificio y estímulos constantes para restaurar el mal cometido a su pueblo. El Papa FRANCISCO se hace portavoz ante la historia, asumiendo la formulación de reconocimiento a la MUJER PARAGUAYA, que de su frágil y dócil figura se agigantara ante el infortunio de su pueblo, con determinación y entrega, haciendo de su propia existencia un estandarte de virtudes y de amor que permanece inalterable, estos símbolos que la hace única y que su pueblo encontrará en ella el regazo de paz, de arrullo y aliento al desfallecido, que con su ejemplo es y será siempre un emblema de amor y esperanza. Al Papa FRANCISCO recordamos y agradecemos el pedido y el testimonio, el compromiso de que continuamos aún la lucha de las RESIDENTAS en el afán de un mundo mejor, de glorificar los sublimes designios con valentía, con vigor y mucho amor, que las bendiciones del Santo Padre llegue a toda la humanidad, honrando la MUJER PARAGUAYA estamos enalteciendo a todas las mujeres de la tierra. San José, Costa Rica, 3 de Marzo de 2014.

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