martes, 26 de mayo de 2015

PATRIARCADO, en descenso

En las Universidades Norteamericanas, Europeas, Asiáticas y de América Latina vaticinan en forma unánime el fin de la era del patriarcado, que se inicia en el siglo XIX, se aceleran en el XX y se cree que el XXI asistirá el fin de la cultura de la masculinidad, de la preponderancia del hombre como figura central de la sociedad, comienza de esta manera la acelerada marginalidad e inicio de la cultura de la renovación, de la reforma, de la innovación, el matriarcado en franca ascendente, estamos asistiendo las radicales mudanzas en nuestra sociedad, vemos que el género femenino disputa cada centímetro del espacio con inteligencia, con determinación, compartir el mercado laboral en igualdad de condiciones. Es sorprendente el ascenso del género femenino en el escenario mundial, las diferentes culturas sienten en las entrañas el cambio, ya es imposible frenar, la consigna es la tesis de compartir espacios, en nuestro continente es visible que el modelo patriarcal esta está en su última instancia, no es difícil realizar un análisis del tema de referencia , la encontramos en todas las esferas de las actividades humanas, en el orden laboral, académico, en la política, en el arte en general, en la vida familiar, en todos los segmentos se sienten los efectos del nuevo aire que inunda el ambiente social. En la década del 90 del siglo pasado los medios de comunicación masivos inician a ventilar el tema, se lanza el alarma, los estudios del descenso de la masculinidad se multiplican, surgen movimientos sociales y políticos de un mayor espacio para el género femenino, la apertura en la mentalidad de la sociedad recibe el impacto, primero con susto, luego, curiosidad, el cimiento cultural sufre una sacudida nunca antes sentida en todos los rincones del mundo. El hombre por si mismo colabora y lucha por la igualdad, se suman con entusiasmo a los movimientos, en el hogar, en la calle, en el trabajo, en la academia. La reflexión se dirige a la figura del hombre contemporáneo que perdió los modelos de referencia, según R. Conell (Australia), quien afirma que ya no sirven los modelos tradicionales, los ejemplos de padres y abuelos que siempre fueron los referentes y fuimos educados en la cultura de la superioridad del hombre, cada quien puede mirar su interior y encontrará sorpresas que pasaban inadvertidas, es cuando observamos que siempre los hombres fueron dependientes afectivos de las mujeres, la esposa sustituye a la madre, esta se desdobla en atenciones y mimos, un pedido del hombre era una orden que marcaron los resultados de esta ancestral convivencia, el uno naturalmente ejercía un modelo autoritario, que dificultaba la propia relación intima por las barreras emocionales y el constante conflicto, real o aparente, que se extiende a todos los miembros de la sociedad y debilita su propio cimiento y sus valores, se inaugura nuevos signos de comportamiento en el seno de las familias, hoy el hombre divide y comparte la educación de los hijos, en los centros educativos de todos los niveles se alteraron los sistemas, existen interesantes muestras tanto de resistencia como de aceptación. La sociedad sufre los impactos creando una inseguridad que no se conocía, el de saber y conocer su propio papel protagónico , disminuyen aceleradamente su importancia , inclusive, afirman los especialistas que existe un golpe a la propia virilidad, pues, se hace difícil relacionarse con los otros modelos de opción sexual y agravian la presencia de los movimientos feministas hasta ensayando violencias contra estos, los hombres tratan desesperadamente mantener su poder sobre el medio familiar y social, en especial sobre las mujeres más cercanas a su entorno. Existen datos que los hombres se auto eliminan con más frecuencia que las mujeres, y fallecen en actos de imprudencia, la justificativa es la ausencia de herramientas para controlar sus emociones, no saben como vencer sus debilidades, es avasallado por la tristeza y la desesperación recurren a violencias contra si mismo y los demás, debemos aceptar civilizadamente los cambios y encontrar la forma de una convivencia, sana, alegre, cómoda y feliz, por el bien de un destino mayor, la familia y la sociedad.- Asunción-PARAGUAY, 26 de mayo de 2015 Fuente: Coral Herrera Gómez – Red21 – Uruguay.-

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