martes, 15 de septiembre de 2015

El Dia Que Saludé a Indira Ghandi

En un día de espléndido sol como se presenta hoy, de un año que no recuerdo, tampoco fecha precisa, en un marco de extraordinaria belleza de Rio de Janeiro, en el Monumento a los Ex Combatientes de la Segunda Guerra Mundial, con el Pan de Azúcar cubriendo las espaldas, la serena bahía de Guanabara dando golpes en los muros que cubre el famoso “aterro do Flamengo” con lanchas vistosas y pequeños veleros blancos dando brillo al escenario que limpia los ojos, belleza impar. La Cancillería Brasileña, organiza un saludo del Cuerpo Diplomático a la figura reconocida mundialmente, la hija de Neru y sobrina de MAHAMA GANDHI, la impresionante e impactante figura de INDIRA GANDHI, la Representación Diplomática bajo la titularidad del Embajador J. Wenceslao Benites, asimismo, con “s”, los colaboradores cercanos, que vienen a la memoria con sus rostros que el recuerdo registra con alegría y mucha simpatía, algúnos ya nos dejaron otros con la gracia de las divinidades continúan con nosotros prestando sus conocimientos y entusiasmo a la sociedad paraguaya desde su sitio de experiencia y disposición, ellos son Ministro Romilio Colunga(+), Primer Secretario en aquel entonces Emigdio Chaves, Segundo Secretario Edmundo Rolón, los Agregados Civiles, el suscrito Oscar LLanes Torres, Gerónimo Narváez Torres, Adelio Ruiz Diaz y por cortesía muy especial del Jefe de Misión incluyó a Don Martin LLanes, mi padre, que por coincidencia se encontraba de visita en Rio de Janeiro, todos en fila y ordenadamente fuimos acerc ándonos a la gran dama de la política universal, heredera de un nombre y apellido que es referencia universal del pacifismo, INDIRA GANDHI, solemne, carismática, con su tradicional mecha blanca, dándole un estilo y presencia peculiar, con un atuendo simple, túnica blanca con caída que cubría el físico de una elegante postura, con los cabellos cayéndole por la espalda discretamente, las manos bien cuidadas, sin pinturas, la túnica ocultaba los pies, de un rostro serio, rígido, posante, dando la impresión de autoridad y firmeza, nada de soberbia ni prepotencia , era un cuadro espectacular, mi padre me dice al oído, “estoy muy emocionado” y era para estarlo, lentamente nos acercamos ante la presencia universal de una emblemática figura, mujer valiosa y gobernante singular, cuando llegamos ante ella nuestros rostros se petrificaron, los ojos secos, labios esbozando una sonrisa nada natural, rápidamente saludamos impresionados y felices, llega mi padre ante ella y explota en llanto incontrolable, todos temíamos que se desplome de emoción, lo cubrí con un abrazo fuerte , sentido, feliz, y entre sollozo me dice “es el mejor momento de mi vida”, agradezco a la bendición de los dioses , así siempre se refería a las divinidades, a ti hijo querido, al Embajador, que fuera mi jefe en la guerra del Chaco, el “infierno verde” como registrara el periodista costarricense José Marín Cañas. Así fuimos saliendo lentamente del recinto preparado especialmente para el acto que la memoria registra con nitidez y emoción superlativa, dejamos a la Señora INDIRA GANDHI, quedando diminuta en la distancia y grande para el alma, mi padre recobra su semblante sereno, buen humor, haciendo chiste de su inolvidable saludo a la dama de la paz, que por herencia y sangre merecía la admiración, tiene sangre del gran Gandhi a quien afirma admirar y reconocer como la mayor figura del siglo XX, hombre sencillo, sabio, tenaz, víctima de un fanático , Gandhi que pagara con su muerte el precio de su ideal, de su sueño, de su obstinada vocación de pacifista universal, mi padre concretó un ideal que jamás lo pensó realizar, la vida tiene sus sorpresas y sus encantos, quien sabe en alguna esquina de nuestras existencias tendríamos un momento de gran belleza, significación especial y por sobre todo una circunstancia que sellarán el alma con un tinte de felicidad e imborrable magnitud. Asunción, PARAGUAY, 12 de setiembre de 2015.-

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