lunes, 5 de octubre de 2015
Monaguillos
Aquel día de setiembre del año que no recuerdo, el clima frío, llovizna intensa, la ciudad despertando lentamente, las personas se dirigen al mercado municipal, las mujeres envueltas en sus mantos negros, que les cubría la cabeza y gran parte del cuerpo, los hombres con ponchos dejando libre la cabeza y cubriendo el cuello y también todo el cuerpo, con botas relucientes y espuelas, eran caballeros que dejaban sus animales amarrados por el árbol frente a la casa paterna, los niños de la casa nos divertíamos camino a la Escuela , nos recibía en la puerta principal la Directora , Doña Serafina Villalba, controlando las uñas, el peinado, los uniformes y los útiles escolares al día.
Pegado al inmueble de la Escuela “Costa Rica” estaba la residencia de los Cáceres/Marín, Don Patricio y Doña Luisa, sus hijos Lelio e Isidro, brillantes y estudiosos,
que desde temprana edad se hicieron periodistas, Lelio era el cronista del pueblo con su “Comunidad Iteña” y de otros diarios de la Capital, Isidro fue en la época corrector del diario El País, el más joven de la prensa paraguaya, luego, siguiendo su vocación social estudió Medicina y es educador como apostolado.
Doña Serafina nos avisa que ese día no habrá clases, pues, se rendirá un homenaje a los héroes de la Guerra del Chaco, con una misa en el templo de San Blas, patrono de la ciudad y del Paraguay, la misa celebrará el Padre Gamarra auxiliado según me informa Doña Luisa, ya en la puerta de la casa, como siempre elegante con atuendos refinados, delicados modales, ademanes con estilo, una gran dama, de voz suave y firme, bonita muy bonita, me dice que estaríamos colaborando con el Padre Gamarra como Monaguillos que Doña Nena, mi mamá ya concordara con ella para esta tarea de los hijos.
El templo de San Blas adornado, repleto de coloridas flores, todas las autoridades de la ciudad presente, encabezada por el Intendente, Don J.Antonio Delvalle, mi padre Don Martin LLanes Presidente de la Junta Municipal y Presidente de los ex Combatientes de la Ciudad de Itá, el Jefe de la Policía Nacional Comisario Asta Cardozo, las Directoras, profesoras de la Escuela Costa Rica, los ex combatientes con sus uniformes verde olivo, los estudiantes con sus uniformes escolares impecables, una música sacra de la época de los Jesuitas cubría el interior del templo, totalmente iluminado con velas y lámparas “petromax”, en el aire se respiraba un aroma de incienso, en la primera fila las distinguidas damas referentes sociales de la ciudad, la mamá de Yolanda y Pastor, Doña Luisa Don Patricio y Lelio, Doña Nena, mi mamá acompañada de Blanca mi hermana menor, otras señoras y niños con ropas domingueras .
El altar lucía esplendido, con los arreglos florales y el blanco altar con velas prendidas y un libro enorme de tapa roja abierto y señalado con hilos coloridos, un cáliz cubierto, en la sala contigua el Padre Manuel Gamarra vistiendo sus hábitos de ceremonia, muy vistoso y elegante, con sus anteojos que mostraban su ya escasa visión y sus dos auxiliares, Isidro y este servidor, con sotanas rojas y camisas blancas de grandes cuellos que cubría solemne la humanidad de los auxiliares, los Monaguillos, que salen del vestidor por delante del sacerdote, portando normes velas prendidas y el sacristán Don Alfredo, anunciando con la campanilla el inicio del oficio religioso, todos nos reciben contritos y respetuosos silencio, algunos que otros llantos de niños se escuchaba por las naves del templo, el inicio de la ceremonia con cánticos , un viejo y desafinado órgano ejecutado por un hombre delgado, vestido de domingo y ciego, ejecutaba con pasión, me extraña la partitura expuesta para la lectura no se dé quien, pues el músico era ciego.
Isidro con más experiencia se desplazaba por el entorno del altar con autoridad, ayudando como un eximio ayudante de cirujano, llenando cáliz, pasando materiales, marcando el texto, este colaborador de escasa participación, la única vez que tenía que hacer algo hice mal, me tropecé al subir al altar y caí al suelo con mis materiales, con la risa contenida de Isidro, reprimenda del Padre Gamarra y el eco de la risa de todo el templo, la misa llega a su fin, ante la triste experiencia cierro definitivamente mi participación en el culto religioso, con alegría y tierna atención de nuestras madres recibimos las felicitaciones de rigor.- desde Asunción ,Paraguay 3 de octubre de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario