miércoles, 15 de junio de 2016

La Felicidad Un Bien Abstracto

Recibo un mensaje que llena de curiosidad a cualquier mortal, es anónimo, no tiene registrado el autor, tomo la libertad de respetar este concepto, el titulo esta denominado como FACTOR HUMANO, comenzando con una cita sobre Thomas Gray, poeta inglés, quien afirmara que “la ignorancia es la dicha” , el autor enumera los ingredientes de la felicidad y afirma que “la felicidad es una industria” , pues, es preocupación de los gobiernos, de las universidades, de los filósofos, de los profesionales liberales, abogados, médicos, economistas, sociólogos, los que mantienen paginas en internet, intentan y pretenden realizar análisis nuevo o seguir un programa práctico para lograr lo que todos anhelamos, nuestro instante de felicidad, el mensajero registra la cantidad de 14.384 libros sobre la conquista de la felicidad. Nos preguntamos, la felicidad donde está, en que lugar se encuentra, tiene geografía propia, es un bien colectivo o individual, es meramente mental o un estado de bienestar físico o cultural, tiene limitaciones geográficas, cual su barrera y cual su abono, es un potencial natural o construido, es hereditario, genético o ambiental, tiene su grado de instrucción, es primario o terciario, que característica profesional es la más propensa a ser feliz, el sastre o el científico, el artesano o el industrial, el soltero o el casado, el miembro de una comunidad o ser parte de una sociedad con desarrollo económico o el posicionado como en desarrollo, es más factible la felicidad al de la costa marítima o el de la llanura, el de la montaña o la planicie, el religioso o el ateo. El siglo XVII con la llegada de los Jesuitas al Paraguay, según la obra “ La República Comunista de los Guaraníes” de autoría de sacerdotes franceses, creyeron estar convencidos de que en esta región encontrarían la utopía, que sería el centro de la nueva presencia de Dios en la tierra, que sería el nuevo centro de la posible renovación del “poder Papal” en el mundo, por el clima, la laboriosidad de su población, un lenguaje de comunicación onomatopéyico, del respeto a la maternidad como centro centro del grupo familiar, era reinado del matriarcado con una presencia importante en la educación comunitaria de los hijos, con valores y principios que se iniciaba con el nacimiento hasta los siete años, cuando el padre asumía la obligación de instruirlo en el trabajo y en la producción, cuando llegaron los jesuitas reconocieron este principio de atender la formación escolar después de la edad señalada, cuando el niño poseía consolidado su idioma, sus criterios de obligaciones y compromisos, los Jesuitas aprendieron su lenguaje comunicacional para la transmisión de la creencia importada, que fue fácil la aceptación porque los guaraníes eran monoteístas. La sorpresa de los evangelizadores fue la de sentir en el ambiente el sentido de lo colectivo prevalecer sobre lo individual, que la presencia de Dios estaba en el sol (kuarahy) y la luna (ñasaindy) eran monoteístas, no creyeron en monumentos ni estatuas, la purificación del alma estaba en el curso de los ríos y las placidas lagunas, símbolo de la quieta presencia de un ser superior que mantenía la calma para la meditación y el espíritu de paz. Volviendo al título de esta entrega nos preguntamos, por lo tanto, la felicidad ¿existe?, es fruto de la imaginación o creatividad del poeta, es grado de instrucción o educación privilegiada, es luz de la enseñanza que guía e indica el camino, es cultura política como la Constitución Norteamericana determina, búsqueda de la felicidad o es simplemente estado de ánimo, de una circunstancia placentera, es sorpresa auspiciosa, encuentro de voluntades y espíritus que se completan, la felicidad es amor, es evolución del alma, es conocimiento del propio ser, es utopía , realidad, es ficción o es un instante sublime de estar vivo, completo, sano, con un presente vibrante o un futuro tranquilo y plácido, refrescante brisa de una esperanza posible. Desde Asunción – Paraguay , 14 de junio de 2016

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