lunes, 24 de septiembre de 2018

Plaza Uruguaya

Estamos viendo el escenario imaginario de la década del cincuenta, un domingo cualquiera a la tardecita, poco movimiento en la ciudad de Itá – Paraguay, algunas mujeres con sus mantos negros cubriendo la cabeza yendo a la misa, caballeros distraídos conversando en las veredas, el mercado municipal en absoluto silencio, los comercios de las cuadras circundantes cerrados, el sol va disminuyendo su intensidad y la noche debe llegar lentamente con mucho calor, a distancia se escuchan los gritos que se emiten en el Estadio “Salvador Morga” en el encuentro de futbol entre Sportivo Iteño vs. 14 de Julio de Yaguaron, en la murallita frente a la casa de mi amigo “intra/uterino”, Pedrito , pues, nuestras madres, Doña Prudenciana de Cárdenas y Doña Amada de LLanes, estaban embarazadas de nosotros en la misma época, sentados conversando sobre los temas comunes de dos adolescentes, al día siguiente estaríamos yendo por primera vez a la capital Asunción a tramitar nuestra cedula de identidad nacional, documento necesario para el ingreso a la secundaria en la Capital, Pedrito en el Liceo Militar de “Acosta Ñu” y este servidor en el Colegio de San José, tradicional institución de sacerdotes franceses, saldríamos el lunes a las 05:00 AM probablemente llegando a Asunción a las 07:00 AM, carretera sin asfalto, a merced de la ausencia de lluvias, con nuestro mejor atuendo para las fotografías, llevando como soporte una cartera de cuero, producto de Don Gualberto Benítez, con algo que comer, peine, y otros elementos necesarios. Llegamos a Asunción a la hora marcada, cuyo punto final era cerca de la plaza Uruguaya,a un lado el vetusto ferrocarril aún funcionando, edificio majestuoso y belleza singular, la capital con su agitado movimiento, con vendedores ambulantes ocupando cada espacio de las veredas y la plaza, damas muy elegantes y caballeros también, todos con chaquetas y corbatas, algunas esquinas con lustrabotas, vendedores de diarios “La Tribuna” y el “EL País”, señoras con sus tradicionales vestimentas, amplias faldas y el tradicional “tul” manto negro que le cubría la cabeza y toda la parte superior del cuerpo, ofrecían sus productos que eran medicinas naturales conocidas como “yuyo” , para el estómago ,para dolores de cabeza, de huesos, de remedios propios para las mujeres, nunca supe que dolencia era, tampoco imagino. En el medio de la plaza una de las tradicionales figuras, con sus herramientas móviles, trípodes y una bolsa negra que constituía parte del equipo, eran los fotógrafos ambulantes, típicos, folclóricos, muy conocidos, nos recomendaron a Don Cacho, allá vamos con Pedrito, camisas blancas pantalones cortos azul marino, medias y zapatos marrones, los dos parecíamos uniformados, con la diferencia que mi camisa tenía un bolsillo en el pecho y las señales de mi nombre “OBLLT” bien trazadas líneas y con hilo rojo, es interesante que frente a la plaza estaba la más famosa Casa Foto “La Europea”, ignoramos seguramente por el precio, ubicamos a Don Cacho, un señor de cabellos grises, rostro redondo, amplia sonrisa, abultada y desaliñada cabellera, agitadas manos, gordo y vientre voluminoso, acomodando sus materiales de trabajo, posicionando a los clientes para un mejor ángulo, uno al lado del otro, primero, después individualmente, con las manos en la cintura, cada uno respectivamente, ensayando una larga sonrisa Don Cacho afirmó que no está bien el cuadro, pongan los brazos firmes a los muslos ,uno y el otro en el hombro, erectos, ahhh, esperen , falta peinarse, y volvemos a posar, el fotógrafo en el marco de su arte entra con la cabeza en la bolsa negra, seguramente para fijar mejor la visión y la estampa, luego acompaña una explosión y una luz, saca la cabeza y listo, ahora individualmente, cada uno de pie y la misma explosión anterior, a seguir esperar algunos minutos y las fotos vendrán en sus respectivos sobres, con la recomendación de no doblar, pues, aún estarán húmedas por cierto tiempo, resolvimos los pendientes y después fuimos a la terminal de ómnibus para regresar, riéndonos de nuestros retratos, jurando amistad vitalicia, que se cumple a cabalidad. Pedrito es hoy famoso médico/cirujano en Bahía – Brasil y este servidor ya saben, cumplió su destino y regresó al Paraguay muy satisfecho y feliz.- Desde LAMBARE – PARAGUAY 24 de septiembre de 2018.-

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