lunes, 15 de octubre de 2018

Educación Superior

El siglo XXI en su alforja trae una pesada carga, repleta de las demandas más insólitas en la incesante búsqueda de mejorar desempeño, ciencia, conocimiento, investigación, ante tantos quebrantos académicos que se manifiestan en la vida diaria de las Universidades Públicas, porque las Universidades Privadas gozan de buena salud, a cada día los inmuebles se tornan más verticales , están invadidas por jóvenes recién graduados, ambiciosos y de escasa formación como encargados de las cátedras, con una remuneración indigna y a cada día con más población estudiantil de nula competencia, con profesionales sin la debida capacidad de ejercer la profesión con la vanidad satisfecha de poseer un rótulo académico, dejando la vida académica como una actividad marginal. Las Universidades Públicas en la comparación con sus pares de otras geografías estamos en el continente moreno en una escala lejana de los primeros lugares, la indisciplina institucional en la administración con exigencias que se hace difícil cumplir por la ausencia de una real capacitación, pues, generalmente son frutos de amiguismos, correligionarios, parentescos, contratados o “ tercerizados” sin ninguna asistencia social, sin los derechos constitucionales que le otorga la norma mayor de los Estados, ausencia de beneficios de la seguridad jurídica que lo deja al ocupante de una vacancia en la zozobra y el miedo de que a cualquier momento puede quedar sin contrato por decisión unilateral, es una profunda tristeza que se tenga una existencia laboral con perspectivas tan negativas, con proyectos y visión de futuro sin esperanza, sin luces que indiquen con claridad mejores caminos a recorrer, a la fecha solo reina la desesperanza y la oscuridad, solo se abre un enorme espacio para quien pretenda una carrera política sin contenido filosófico ni la vocación real de servir a la sociedad con eficiencia y competencia, tengan la seguridad que serán políticos sin la debida capacidad para desempeñarse como servidor, pues, provienen de arreglos y esquemas generalmente turbios que dejan a la clase política con la saga de domésticos, mediocres, vanidosos, obsecuentes y torpes. Regresemos a la Universidad Pública, nos formulamos los Maestros que Universidad queremos, cuáles son nuestras prioridades académicas y financieras, hacemos los mejores esfuerzos por la vocación que nos estimula, pero nos volvimos permisivos y flexibles, el esfuerzo se vuelve vano por la falta de reconocimiento del Estado, lo peor se siente cuando ante cualquier demanda justa y necesaria se obtiene la respuesta “no tenemos presupuesto para atender” y con esas expresiones que nos deja al abandono, la irresponsabilidad, nos permite ser vulnerables y endebles ante los embates diarios del alumnado que se volvieron perezosos y vacíos, y esa población de profesionales escasamente preparados van dejando rastros muy tristes, médicos incompetentes, con numerosos expedientes judiciales de “malas praxis” , puentes y viaductos que se derriban con la primera lluvia, arquitectos corruptos y dependientes de la experiencia de albañiles de larga carrera, abogados de un precario contenido académico, ambiciosos, numerosos y sin ningún valor profesional con tendencia natural a la corrupción barata y con lamentables resultados como imagen social nula y que denigra la carrera y su símbolo mayor que es la Toga.- Desde LAMBARE – PARAGUAY , 15 de octubre de 2018.-

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