lunes, 4 de mayo de 2020

El Miedo Comunitario

En la conmemoración de los 25 años de la revista semanal brasileña VEJA, editaron sus creadores una edición especial, la misma salió a la luz pública en setiembre de 1968, entre los materiales elegidos uno llama la atención naturalmente, cuyo título era “El Miedo Social” de autoría del psicoanalista brasileño, de Pernambuco , Jurandir Freire Costa, tomé la libertad de cambiar la expresión “social” por “comunitario”, por considerar a criterio personal, que siendo comunitario el impacto sería más directo, que me disculpe el Doctor Jurandir Freire Costa. El tema central es la violencia urbana y la corrupción, hoy tan presente en todas las geografías, causando en el imaginario colectivo una especie de pánico, llegando a la conclusión de alerta a las sociedades contemporáneas del peligro que representa los efectos del miedo colectivo. La violencia genera reglas propias. Y expone a las personas a los ataques a su integridad física y también moral, la violencia genera expectativas y proporciona reacciones de respuestas. Cita nuestro autor episodios truculentos y las personas ya no pueden abarcar y detener su propia imaginación, la culpa es de la mala educación recibida en origen , la familia, después, las escuelas con profesores mal remunerados e insatisfechos, los políticos y su corrupción falsa o verdadera, el Estado todo y su política educacional, es cuando nos viene la idea de solo la fuerza resolverá los conflictos, la violencia en la visión del mundo es obligatoria crea un convencimiento tácito de que el crimen y la brutalidad son inevitables, el Doctor Freire Costa se pregunta “cómo y porque estamos familiarizando nos con la violencia volviéndose cotidiana “ , le respondo que la violencia debe ser parte de la cotidianeidad, que deje de ser solo para actos de combate del propio Estado , existen vacíos legales, para que individuos y grupos asuman lo que es justo e injusto , considero que la norma ha perdido vigencia y vigor, es pálida, débil, carece de fortalecer, o mejor de coaccionar, nadie le teme , ni respeta, hasta nos invade el vocablo, la ley es “palabra muerta”, los valores éticos se diluyeron en el surgimiento de otros modelos, muy a pesar nuestro negativos, el crimen ya no es infracción , está relativizado, los criminosos actúan, felices porque satisfacen sus logros con total impunidad, cuando la ética y el valor moral disminuyen aumentan por otro lado el concepto de que la violencia es un acto justificado y sin sanción, facilitando la justicia por manos propias. La creencia ética es aquella que exige de la persona una posición de lo que es cierto y errado, es el momento cuando comenzamos a dudar de la “bondad” o de la “maldad” de ciertos actos , estamos alterando nuestros sistemas de creencia. Cuando se duda de lo justo e injusto, el violento y el no violento, el humano y el deshumano marginan los fundamentos racionales para determinar la manera como actuamos y observamos nuestros actos, es allí cuando se hace difícil convencer a terceros adictos a la violencia de que el recurso de los medios legales legítimos es aún el mejor medio que tenemos para eliminar los conflictos. “LA LOGICA DE LA BRUTALIDAD NIVELA LOS SENTIMIENTOS POR ABAJO” Obra consultada: Revista “VEJA” 25 años, “reflexiones para el futuro” – artículo de Jurandir Freire Costa, página 83.- Ciudad de Lambaré, Paraguay, 4 de mayo de 2020.-

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