viernes, 15 de mayo de 2020

Esquina Hilvanada al Alma

Es un día sábado media mañana, de un año cualquiera, sentado en la vereda de mi amigo Pedro Cárdenas Marín, en la ciudad de Itá – PARAGUAY, para accionar la imaginación para la próxima travesura, escalar el equipo de futbol, que se hacía por amistad y no por talento ni destreza, el tiempo cálido, las burreritas ofreciendo sus mercancías, el mercado municipal en intenso trajín, los comercios agitados, la panadería de Don Eusebio con bastante clientela y Doña Prudenciana con su pan “quesu” (queso), receta sin descendencia , pues, la llevara consigo a su nueva morada, las estrellas que estará con el humeante sabor contagiando a los otros habitantes de tan singular espacio , en la otra esquina en la amplia vereda de la Tienda de los hermanos Morga, Don Salvador y Don Lazarito como decía mi papá Don Martin LLanes, sentados en cómodos sillones y de parada obligatoria de Don Manucho y su zapatilla, español, Franquista y compulsivo lector en alegre tertulia, en frente está la esquina que es motivo de esta historia que puebla la memoria, veo a Don Martin LLanes en el corredor de la Sastrería EL ARTE”, con su habitual atuendo, pantalón beige, guayabera estampada, el centímetro por el cuello, tupida cabellera, discretamente desaliñada, parecía un poeta romano, conversando con un trabajador rural, que no le dejaba a papá opinar, porque era el señor muy acelerado, en un exquisito guaraní , fluido, directo, con los brazos agitados y señales con las manos, mi padre atento y en silencio escuchaba , parece no ser la hora de emitir una palabra, menos una frase, queda en la memoria el retrato del inmueble, cuya primera escritura es del 23 de agosto de 1856, propietario Don Luis Lacalle, sobria, elegante con su corredor y pilares haciendo una delicia soportar los intensos veranos sentados en sillones de mimbre, era una esquina de trabajo y sueños, travesuras, de reuniones políticas, de tristes episodios de la revolución de 1947, mi madre saboreando su estimulante “terere” bebida típica del Paraguay, siempre sonriente, atenta, solidaria a todos los pedidos de comadres que se acercaban. Esquina con historias, hoy son otras figuras, otro aspecto en su fachada, seguro que los ecos de voces de niños, de explosivos discursos políticos ya no existen hoy es un predio huérfano, como serán sus ocupantes, que en sus respectivos equipajes estarán repletos de otras anécdotas, otros seres caminan por el viejo patio, el aljibe ya no existirá, la vieja y descolorida cocina también se derribaron, extraños corredores con presencia distante, todo cambió en su imagen y hasta en sus entrañas, solo queda el cordón umbilical que es el hilvanado de la memoria de un alma, y los pobladores indiferentes al monumento de una familia, que no saben de sus historias guardadas en los adobes de sus muros y sus puertas enormes, y el sonido de una máquina de coser y la sombra de una dama que luchó, fue feliz a su modo, amó y fue amada, permítanme cerrar las puertas y ventanas que ya no existen, pero está presente en los corazones de sus descendientes.- Desde LAMBARE – PARAGUAY, 15 DE MAYO DE 2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario