martes, 30 de junio de 2015

LA OEA QUE QUEREMOS

En el umbral del siglo XXI nos deparamos que ciertas organizaciones multilaterales, sea regional o mundial, OEA – ONU, se encuentran en una fase de revisión, sus obsoletas visiones, sus anquilosadas dependencias, sus proyectos caducos, sus ausencias múltiples de observación en las propias entrañas, todos necesitamos de organismos renovados, vigorosos, que transmitan esperanzadores optimismos, que no vemos ni sentimos, internamente, las Cancillerías se mantienen desde hace siglos muy distantes de sus pueblos, hablan lenguajes que no comprenden, ubicados en pedestales que no permiten escuchar las demandas y mucho menos de verlas sensibles a las realidades del cotidiano devenir de la sociedad que la sustentan, ante este escenario poco halagador es perentoria la indagación que nos aguarda el futuro, existe intención regional y global de cambiar la mentalidad viciada de los dirigentes de los organismos señalados, se ve a lo lejos un horizonte nebuloso, salpicado de una llovizna de pesimismo, un abandono de los destinatarios de las gestiones que se presentan sin contenidos, sin continuidad, sin sustentabilidad, con un ropaje en desaliño y de maquillaje absurdamente elaborado, tentando esconder las arrugas de un rostro sin vigor y de mirada lánguida y cansina, esta figura no es lo que queremos ni deseamos, por lo tanto, estimulemos la sacudida de toda la estructura de los organismos de referencia y en especial de este continente moreno. La OEA se muestra hoy con ganas de cambiar, de buscar salidas, de motivar nuevas experiencias, sumar esfuerzos, el sujeto colectivo siente el peso de su propio infortunio, en la asunción del nuevo Secretario General LUIS ALMAGRO LEMES, presentó un programa de actividades que incita a la reflexión y ruega a los miembros acompañarlos en el desafío de un cambio necesario e impostergable, queremos todos una OEA activa, democrática, que desafía la realidad y buscar mejorarla, como está es insustentable, debemos crear conciencia de la necesidad de darle un sentido moderno, los ejes se anunciaron, con los objetivos de un desarrollo integral, de respeto mutuo, escenario para un dialogo permanente, y no como dice el padre Lucas, “ monólogo compartido”, la nueva visión jurídica y no política de los derechos humanos, el reiterativo fortalecimiento de la democracia, sin anunciar que modelo de democracia y no el simple gesto de sufragios con fechas marcadas y resultados con muchas dudas en cuanto a transparencia y honorabilidad de los propios observadores comprometidos con un modelo arcaico y poco confiable como es natural. Los miembros de la OEA claman, insisten, ruegan, imploran cambios, la OEA es importante para dejarla sola y distante, es instrumento natural para el desarrollo, la herramienta básica para consolidar la figura de los derechos humanos, su plena vigencia continental, incendiar el ánimo de los pueblos por una democracia solidaria, la promoción constante de que la persona humana es el foco central de sus objetivos, hoy somos apenas coadyuvantes del escenario regional, con una comisión de derechos humanos mal elaborada, digitada, de muy escasa credibilidad, ideologizada y hasta si se quiere llega a un punto de perversidad. Reafirmo la necesidad de mucho más acción de esta organización, ¿cómo alcanzarla?, dependerá del valor, del coraje, de firmeza y de ánimo fortalecido de sus miembros , que permita crear condiciones favorables para un sostenible crecimiento y desarrollo, anhelamos nuestra propia tecnología y políticas educativas para la realidad de sus miembros, conectarse con la región y el mundo , solidarios ante los problemas comunes y fomentar políticas de soluciones para el colectivo regional, queremos una OEA, activa, que grite, que exija , que reivindique, que demande más respeto a su imagen , a sus derechos, a su dignidad y su personalidad como sujeto de derecho público colectivo, luchar por la igualdad en un continente desigual en un marco de respeto a los derechos humanos inalienables y fundamentales, allí esta ligeramente la OEA que queremos. Desde Asunción – PARAGUAY. 30 de junio de 2015

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